Un nuevo accidente de tren en Galicia deja cuatro fallecidos y 47 heridos en O Porriño

Un nuevo accidente de tren en Galicia deja cuatro fallecidos y 47 heridos en  O Porriño
Rescue workers inspect a train that derailed in Galicia in north-western Spain, close to the town of O Porrino, September 9, 2016. REUTERS/Miguel Vidal

Un nuevo accidente ferroviario grave dejó ayer en Galicia cuatro fallecidos y 47 heridos, tras descarrilar un tren que cubría la línea Vigo-Oporto entre los municipios de Mos y O Porriño (Pontevedra).

El siniestro tuvo lugar sobre las 9.25 horas, en un tramo de vía recto, justo a la entrada de la estación de O Porriño. Por circunstancias aún no aclaradas, un tren “Celta” de tres vagones, con 65 personas a bordo, se salió de la vía, la máquina locomotora volcó y acabó impactando contra la base de hormigón de una torreta de electricidad.

Como consecuencia del impacto, tres personas fallecieron en el acto: el maquinista, José Arnaldo R., de 47 años y originario de la localidad portuguesa de Ermesinde; el interventor, Miguel Ángel V., de 66 años de edad y nacido en Lugo; y un turista norteamericano, que tuvo que ser excarcelado. Otro trabajador de Renfe, un joven vigués de 23 años, Joaquín R.G., fue trasladado en estado muy grave al Hospital Cunqueiro de Vigo, donde falleció poco después.

Por otra parte, otras 47 personas resultaron heridas de diversa consideración, y fueron trasladadas a diversos centros sanitarios: el Cunqueiro, Fátima y Povisa, en Vigo; y al punto de atención continuada (PAC) de O Porriño. Entre los heridos hay personas de, al menos, ocho nacionalidades, aunque la mayoría, 26, son españoles.

Hasta el lugar del siniestro se desplazaron de forma muy rápida numerosos efectivos de emergencias médicas: ambulancias, dos helicópteros, y personal sanitario del PAC de O Porriño, además de un equipo de psicólogos para atender a las víctimas y a sus familiares.

Mantenimiento rutinario

El ministro de Fomento en funciones, Rafael Catalá, confirmó que se estaban realizando “trabajos de mantenimiento rutinarios” en la vía principal del tramo donde se produjo el accidente, y apuntó que, en estos casos, el tráfico ferroviario se desvía a una vía secundaria y se informa a los maquinistas para que reduzcan la velocidad. Catalá señaló que aún no se conocen los detalles del siniestro, por lo que pidió “no especular” sobre si la velocidad del tren era inadecuada. Así, explicó que habrá que analizar las cajas de registro del tren, cuyo contenido ha sido ya extraído y está custodiado, a disposición del Juzgado de instrucción número 2 de O Porriño. Del mismo modo, el material rodante siniestrado (locomotora y vagones) será retirado y depositado bajo custodia, a disposición del juzgado.

El titular de Fomento, en todo caso, precisó que este tren, un modelo diésel de la serie 592, pasó por una inspección “rigurosísima” en mayo, que incluyó “prácticamente el desmontaje completo del tren”, y otra revisión menos minuciosa este mismo jueves. “Tanto el tren como el maquinista tenían todas las certificaciones y garantías”, apuntó, y recordó que los conductores del tren “Celta” –que son españoles y portugueses, y hacen desde hace unos cinco años el tramo completo– han recibido formación específica.

En la misma línea se pronució el presidente de Comboios de Portugal, Manuel Queiró, quien incluso ha llegado a señalar que “nada indica que fuera un fallo humano o de material”, sino que se dieron “circunstancias anormales” que habrá que “descubrir”.

 

Pese a la falta de datos técnicos, algunos pasajeros explicaron, en declaraciones a los medios antes de ser evacuados en autobús, que el tren iba “demasiado rápido”. Un hombre, que viajaba en el convoy con su mujer (herida leve en una pierna), mostró su sorpresa a los periodistas porque “el tren iba demasiado rápido para lo viejo que era”. Asimismo, otra pasajera, que viajaba en el tercer vagón e iba dormida en el momento del impacto, señaló que el tren “iba rápido” y “bastante lleno”. Esta chica resultó herida leve al sufrir un golpe en la cara.

Este siniestro se produce tres años, un mes y 15 días después del registrado en el barrio compostelano de Angrois, donde un tren Alvia descarriló en la curva de A Grandeira y murieron 80 personas, además de quedar heridas más de un centenar. En aquel accidente, el maquinista reconoció haber tomado la curva con un exceso de velocidad por un despiste, ya que había recibido una llamada del interventor, que le indicaba por dónde entrar en la estación de Pontedeume (A Coruña). El conductor es a día de hoy el único imputado en una causa judicial que sigue abierta después de que la Audiencia Provincial de A Coruña echase atrás la decisión del segundo juez instructor de cerrar la investigación. Sin embargo, tanto las víctimas como el abogado del maquinista mantienen que hay más responsabilidades, políticas y técnicas, que depurar en el caso, puesto que, según denuncian, se tomaron medidas tanto por Renfe como por Adif que afectaron a la seguridad y relacionadas con las prisas por inaugurar la línea en el marco de la llegada de la alta velocidad a Galicia.

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