Rosa Quintana, conselleira do Mar, visitó las instalaciones del Grupo La Capital en A Coruña, en Pocomaco, donde hizo un repaso del momento que vive nuestro mar, motor económico, ambiental y social de presente y futuro.
Atrás queda 1987, cuando comenzó su carrera profesional en la Consellería. Después de pasar por distintos puestos, en el año 2009 tomaba las riendas de ella... Y hasta hoy, un 2019 que se cierra con muchos proyectos consolidados y otros que serán objetivo inmediato.
Ha pasado por todos los cargos y responsabilidades. Después de 22 años parece que la Consellería no podría vivir sin usted.
Sí, claro que podría. No sé si yo podría vivir sin ella (risas).
¿Qué tiene Mar, que nos parece distinta a las demás consellerías de la Xunta?
No sé lo que tiene distinto a las demás, lo que sí te puedo hablar es de vocación, y la mía, desde muy pequeña, fue el mar y todos los aspectos que tienen que ver con él y con sus gentes. Por eso mi vocación es trabajar por y para el mar.
Vemos mucha complicidad de la gente cuando coincidimos con usted en actos, eventos de exaltación de nuestros productos, reuniones con cofradías. No debe ser fácil en este duro mundo del mar.
Yo entiendo que la gente del mar tiene una vida muy complicada, arriesga todos los días su vida cuando sale al mar. Por eso, a veces, ese carácter que la gente de interior ve, que dice que son “rudas” las gentes del mar, puede ser porque no conozcan las dificultades para salir a trabajar. Pero en el trato con ellos son personas muy humanas. En el momento en el que ven que estás intentando ayudarles se vuelcan contigo, pero no solo en el lado profesional, sino también en el humano. Llegan a incorporarte como parte de su ser.
Hemos podido comprobar, también, que en muchas ocasiones le llaman cariñosamente “a Xefa”. Eso hay que ganárselo a pulso.
Lo dicen con ese cariño de la relación que te brinda el estar con ellos a las duras y las maduras. Cuando las cosas van bien es fácil trabajar, pero cuando no es así, ellos siempre han visto que tanto mi persona como todo el equipo de la Consellería se vuelca para saber cómo podemos resolver el problema que se les puede venir encima. Sí que valoran esa complicidad de la administración que los representa y del sector que ellos forman.
En estos años, tantos, habrá visto cambios hacia usted, de gentes que tenían una percepción y que ahora ha cambiado.
Sí, sí que lo he visto. Desde el año 87 he conocido a muchísimas personas, a gente que al principio parecía tener reticencias y que incluso hemos terminado siendo amigos. Incluso militando en partidos distintos, una cosa no tiene que ver con la otra. Yo siempre digo que en política cada uno tiene sus valores, una ideología determinada, pero cuando se trata de defender un sector no se puede hacer política con ese sector. No es lo mismo hacer política pesquera que política con la pesca. Es importante que se diferencie en todos los eslabones. Yo entiendo la política como una prestación de servicio público y por eso, dentro de mis valores, me debo a resolver los problemas de la sociedad que me ha dado el inmenso honor de estar en esta Consellería.
Mujer, madre, esposa, conselleira. Un ejemplo en tiempos de reivindicar el papel de la mujer.
Yo no me veo como ejemplo de nada. En Galicia tenemos muchísimos ejemplos de mujeres que, antes de que estuviera de moda el tema de la igualdad, sí que fueron ejemplos. En el mundo del mar, quizás más. Quizás en este mundo no se le dio la importancia que tenía, pero es que lo hacía todo. El esposo, el padre, el hijo, salían al mar, traían los peces y se olvidaban de todo lo demás. El resto lo asumía la mujer. Era la que gestionaba, comercializaba, se encargaba de las tramitaciones administrativas... En Galicia tenemos un matriarcado que yo he vivido, y esas mujeres sí que son ejemplo, no yo. He intentado sobrevivir con la ayuda de mis padres para poder sacar el trabajo y la vida familiar pero creo que se puede, que es compatible, y hay cientos de miles de mujeres más que lo han hecho también.
Pero personifica el papel de esa mujer, por eso imaginamos que habrá una complicidad total con pescadoras, mariscadoras, percebeiras, redeiras...
Sin duda. Estos días veíamos a unas percebeiras que reconocían que su trabajo es muy arriesgado pero que no cambiarían por nada el trabajar libres en el mar. Eso te da fuerza todos los días. Cada día que llegas a la Consellería es un reto y a mí me gusta superarlos. Cuando todo es mar calmo es difícil trabajar. Hay que tener retos, superarlos e ir a por el siguiente que se nos plantee o que nos planteemos.
Pues mar fuerte no le falta en la singladura: Bruselas, España, Galicia, donde a veces parece que seguimos “castro contra castro”; por retos no es.
Sí. Bueno, eso de castro contra castro, a veces, parece que es intrínseco a los gallegos, pero fíjese, desde aquí hemos hecho cosas muy importantes. No sé si es que los gallegos tenemos la autoestima muy baja o no le damos valor a nuestros avances. O no sabemos ponerlos en valor. Pero fíjese, cuando llegamos al Gobierno en el año 2009 teníamos por delante toda la reforma de la política pesquera común y muy poco tiempo para tramitarla y poder llegar con una postura de Galicia a Europa para que supieran lo que pretendía Galicia en esta actividad. Fuimos capaces de sentarnos en el Consello Galego de Pesca en la que todos los subsectores y la Administración perdieron un poco de lo que podían aspirar, pero fuimos capaces de llegar a un acuerdo para llevar ante la UE la postura unánime de Galicia de lo que se debería hacer para que la política pesquera fuera una postura de aciertos.
¿Fue el momento más “clave” para poder empezar a crecer?
Y fue la primera vez que se consiguió introducir en la política pesquera común de los estados miembros –28 en aquel momento– tres conceptos en igualdad: medioambiental, social y económico. Fue un paso importantísimo. En el año 2009 es cierto que teníamos una situación complicada en el mar. La gran mayoría de los stocks estaban en una situación pésima y hemos trabajado por recuperar estos stocks, hemos dado pasos de gigante. Hoy, prácticamente, todos los caladeros en los que trabaja nuestra flota están en rendimiento máximo sostenible. Ahora bien, una vez conseguido el equilibrio medioambiental no podemos olvidar las otras dos patas, la social y la económica, y en esa es en la guerra en la que estamos ahora. Intentando convencer a Europa de que necesitamos mantener la actividad de nuestra flota y que las medidas medioambientales se sigan consolidando con plazos más largos para que no desaparezca el sector pesquero.
¿Precisamente por lo diferente que es la pesca a otros sectores productivos?
Cualquier sector de actividad económica, cualquier otro que no sea el mar, si tiene un parón por la crisis –por ejemplo– pierde empresas, pero en el momento en el que hay una recuperación económica aparecen otras empresas que cubren ese espacio que había quedado vacío. Pero en el mundo del mar, no. En el mundo del mar, cada barco que se desguaza, barco que desaparece. Ya hemos perdido muchas plumas en este camino, me refiero a Galicia, a España, pero también a toda Europa. Tenemos que mirar hacia otros países que se han equivocado en este rumbo y no podemos seguir sus pasos. Estados Unidos, Nueva Zelanda están necesitando de países terceros que vayan a capturar sus recursos porque no tienen flota suficiente. Entiendo que Europa no puede prescindir de suministro de alimento por sus propios medios nacionales y tenga que esperar a comprar el alimento del mar a terceros países. Sería una catástrofe.
¿Incluso fuera de la UE?
Claro, la proteína marina es esencial en la alimentación, y es la que menos anhídrido carbónico produce para la extracción del recurso antes de ser consumido como alimento, con lo cual yo estoy intentando mentalizar a todos los dirigentes de la Unión con competencias en materia pesquera de que la solución es a largo plazo, no a corto plazo.
Nuestra flota es muy efectiva, es evidente. Pero ¿no es menos cierto que en los últimos años es la que más se ha adaptado a todas las normativas y restricciones a nivel europeo?
Sí. Yo creo que sí. Entiendo que hemos hecho las cosas bien, hemos adoptado planes de control, de gestión, mejorado la comercialización. El sector pesquero ya ha cambiado la mentalidad y ya se dan cuenta que al mar no solo hay que ir a buscar kilos sino que hay que ir a buscar dinero. Una de las cosas que más me alegra es que vamos en el camino de ir incrementando cada año el valor de nuestras especies. Queda muchísimo por recorrer pero creo que estamos en ese buen camino.