Aunque el Partido Popular sigue dominando en términos absolutos el mapa municipal gallego tras las elecciones del pasado mes de mayo, la pérdida del control sobre varias de las alcaldías urbanas más importantes, así como de la diputación de A Coruña y Pontevedra, hará complicado que mantenga su presencia al frente de la Federación Galega de Municipios e Provincias (Fegamp). En este primer trimestre del nuevo curso político se acometerá, precisamente, la asamblea de renovación del ente. Independientemente de las estrategias partidistas que definan su color, su todavía presidente, el popular José Manuel Rey Varela, asume que su ciclo al frente del organismo ha terminado y, por lo tanto, es momento de hacer resumen.
¿Qué balance hace de su mandato al frente de la Fegamp?
Han sido unos años complicados para todas las administraciones. Cuando bajan los recursos económicos, las necesidades de los ciudadanos no solo no decrecen, sino que suben y hay campos como los del bienestar en los que los municipios hemos tenido que tener una mayor implicación. El gran éxito ha sido conseguir que sigamos prestando esos servicios, con menos recursos, innovando en las formas de gestión y colaborando entre los alcaldes, que hemos sido capaces de anteponer las necesidades de los ciudadanos por encima de las diferencias políticas e intereses particulares.
¿Gestionan bien los municipios los recursos con los que cuentan?
Es cierto que parte de la sociedad ve a los ayuntamientos como organizaciones que no optimizan bien sus recursos y, sin embargo, es todo lo contrario. Somos las que presentamos mejores datos de gestión. Concretamente, en Galicia, hemos sido capaces de reducir la deuda y controlar el déficit, tratando de prestar un servicio a menor coste pero con la misma calidad. Para ello ha sido importante la colaboración entre ayuntamientos y la cooperación entre las distintas administraciones porque, al fin de cuentas, el ciudadano no se pregunta qué administración tiene que solventarle un problema, sino que se lo resuelvan.
¿A qué dificultades se han enfrentado en este tiempo?
La mayor, la crisis económica; pero también a una normativa que, como consecuencia de los compromisos españoles con la Unión Europea, en algunos casos discriminaba a los ayuntamientos respecto a otras administraciones. En el caso de Galicia, conseguimos tener una normativa que salvaguardara el ejercicio de competencias por parte de los ayuntamientos.
¿Se ha superado el localismo que tradicionalmente imperó en Galicia?
En la mayor parte de los casos sí. Hay excepciones en los que un localismo exacerbado impide ver que entre todos el progreso es mayor, pero se ha avanzado mucho y los representantes políticos, que no debemos quedarnos atrás respecto a lo que demandan los ciudadanos, hemos asumido esa necesidad de trabajar conjuntamente. En este sentido, lo mejor de mi mandato en la Fegamp es que este ente haya sido un foro de diálogo en el que nos concentramos en los problemas de los ciudadanos por encima de los intereses de los partidos.
A hilo de lo que explica, uno de los retos a los que han hecho frente es la “fusión” de municipios.
En Galicia hay un hecho especial respecto a lo que sucede en el resto de España y es que aquí tenemos la mitad de los núcleos de población en relación al resto del país. Por lo tanto, esa dispersión hace indispensable que se avance hacia un nuevo modelo que parta de la cooperación contributaria hasta llegar, en algunos casos, a lo que se conoce como fusión, aunque yo, personalmente, prefiero hablar de unión.
La distribución de recursos en función de la dispersión geográfica parece imprescindible.
Sin duda. La finalidad fundamental de un ayuntamiento es atender los servicios ordinarios y es evidente que no es lo mismo prestarlo en uno que tiene veinte núcleos de población y doscientos kilómetros cuadrados que hacerlo en otro que tiene un solo núcleo y veinte kilómetros. Ese factor de dispersión debería estar más presente en los criterios de financiación. En Galicia hemos conseguido que lo esté, pero no así a nivel de la financiación estatal. Espero que en la próxima legislatura se aborde este tema, porque no puede ser que los ayuntamientos administren solo el trece por ciento de los recursos públicos del estado cuando atienden al veinticinco por ciento de las competencias, por lo tanto ha de producirse una redistribución más justa.
De cara al futuro, ¿dónde deben concentrarse los esfuerzos de la Fegamp?
Hay dos ejes fundamentales en el futuro de Galicia: el envejecimiento demográfico y la despoblación del rural. A veces los problemas a corto plazo no nos dejan ver los grandes objetivos que tenemos como país. Tenemos un problema demográfico en el que debemos concentrarnos y en el que los ayuntamientos deben trabajar mano a mano con la Xunta, que está elaborando un ambicioso programa. Pero también debemos evitar el abandono de la Galicia interior, no podemos tener una parte de nuestro territorio sin atender, sin servicios...
¿Se ve al frente de la federación otros cuatro años más?
La presidencia, en principio, debería corresponderle a otro alcalde popular, con dos vicepresidencias para los dos grandes partidos con representación municipal, el PSOE y el BNG. A finales de mes se convoca la asamblea y, a partir de ahí, comenzarán los contactos para intentar que esto sea así. Personalmente, creo que en las administraciones los periodos de gestión tienen que ser razonables, así que espero y deseo que se pueda renovar la presidencia y ceder el testigo.