“El centro tiene un nivel muy satisfactorio en comparación con otros de Francia o Italia”

“El centro tiene un nivel muy satisfactorio en comparación con otros de Francia o Italia”
martínez núñez, en la escuela que ha dirigido desde 2010 d. alexandre

El capitán de navío José María Martínez Núñez cedió la semana pasada el mando de la Esengra a Fernando Poole, cerrando así una etapa de tres años en la que ha vivido cambios importantes en el sistema de formación de la Armada.

¿Qué balance hace de su paso por la escuela?
Tanto en los aspectos profesionales como en los personales y  familiares, la oportunidad no ha podido ser más positiva. Me ha permitido involucrarme a fondo y ganar conciencia de las necesidades reales de formación en las escalas de Marinería y Suboficiales. Para ambas, la Armada, en el marco de la Ley de la Carrera Militar, ha establecido un nivel de ambición muy importante, y creo que muy necesario para potenciar las capacidades de unos recursos humanos críticos en nuestra tarea como son marineros, cabos y suboficiales. Insisto en que personal y familiarmente no hemos podido estar mejor en ningún otro sitio. Echaremos de menos Ferrol y A Graña y los amigos que aquí hemos hecho.

¿Se están cumpliendo los objetivos de los nuevos planes de estudio?
Sin pretender que en estos pocos años hayamos alcanzado el 100% de nuestros objetivos, estamos cumpliendo perfectamente la hoja de ruta, diría que incluso con cierto margen. De esos objetivos destacaría dos, ambos a buen ritmo: alcanzar una mayor polivalencia con nuestros marineros, algo muy apropiado para dotar unas unidades navales en la vanguardia de la tecnología, y elevar el nivel de formación del suboficial de la Armada, que en este nuevo modelo tendrá reconocida una titulación de Formación Profesional –FP–, con gran valor añadido para su especialidad fundamental. La selección de las titulaciones a impartir en esta Escuela han sido un claro acierto y permite unos planes de estudios muy homogéneos y de gran sinergia entre formación militar y formación general.

¿Qué fue lo más complicado en este proceso de adaptación?
En lo personal, mi propia adaptación: integrarme con rapidez al ámbito de la enseñanza naval, asimilar los objetivos de calidad marcados y conseguir que la cadencia necesaria no se alterase por mi culpa. En lo referente a los aspectos académicos, sin duda la implantación del nuevo modelo de suboficiales, en el que intervienen el Ministerio de Defensa, el de Educación, Cultura y Deporte y la Consellería de Educación de la Xunta, ha sido un reto del que nos podemos sentir orgullosos todos.

¿Hay aspectos que mejorar del nuevo sistema?
Mas que mejorar, que parece que conlleva un reconocimiento a que algo no funciona bien, prefiero decir que tenemos margen para una buena evolución, pero que el rumbo está ya bien marcado. Por ejemplo, en nuestras tres especialidades vemos muchas oportunidades para acercar muchos contenidos de FP y de Formación de Especialidad Fundamental. Al fin y al cabo, lo que la Armada ha hecho toda su vida a bordo es precisamente formación profesional. Esta aproximación en contenidos con valor dual puede estar muy en sintonía con la evolución que señala la propia normativa de FP.

¿Qué ha aportado a su carrera el paso por la escuela?
Quizás esté bajo un cierto “síndrome de Estocolmo”, pero veo estos tres años en el ámbito de la enseñanza naval, especialmente trabajando con estas dos escalas, como un aprendizaje y una experiencia clave para la carrera de un oficial del Cuerpo General. Es utópico pensar que todos debemos pasar por todos los ámbitos de la Armada, pero no cabe duda que esa condición integral que persigue este cuerpo desde su origen no está completa sin una experiencia como la que yo he disfrutado.

¿Cómo le han afectado los recortes presupuestarios?
Reconozco que en ocasiones he tenido una primera imagen dramática al recibir las novedades sobre el recurso disponible. Sin embargo, hay dos factores que en el entorno de la enseñanza nos han permitido respetar el nivel de calidad de la misma. El primero es que la reducción del recurso económico afecta también a la actividad de la fuerza y permite que las escuelas se beneficien de unos refuerzos de personal extraordinarios que en periodos de actividad normal no estarían disponibles para nosotros. Otro factor es que en una enseñanza eminentemente práctica como la nuestra tenemos un buen margen para programar actividades de menos coste pero igual de formativas. Alguna vez he puesto el ejemplo de los viajes de fin de curso en goleta. Si el presupuesto no da para viajes lejanos, programamos singladuras por nuestras rías, que son las mejores aulas, sin gran impacto en la calidad de la actividad.

¿Cuál es su valoración del nivel de la escuela?
Por supuesto, la  valoración que cuenta es la del rendimiento en las unidades de los que finalizan los cursos y embarcan. Creo que los cambios que está acometiendo la Dirección de Enseñanza Naval, que por supuesto afectan a esta escuela y a las demás, dan mejor respuesta a las necesidades y al entorno actual y aunque ha transcurrido muy poco tiempo para analizar resultados, tenemos indicios suficientes para pensar que estamos en un buen camino. Está claro que tenemos necesidades de infraestructura y de equipamiento. Hay planes de obtención en marcha y otros esperando mejores vientos presupuestarios, pero como centro docente, si comparo la Esengra con las escuelas de FP con las que nos relacionamos a menudo, o con los centros militares de Portugal, Francia o Italia, que conozco algo, creo que tenemos un nivel muy satisfactorio. Yo, desde luego, estoy orgulloso de nuestras capacidades y resultados.

“El centro tiene un nivel muy satisfactorio en comparación con otros de Francia o Italia”

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