Pocos creían en la viabilidad del modesto proyecto del Star Center. El hombre que comandó al equipo hacia la permanencia, Lino López, revela las claves de este éxito.
- ¿Cómo calificaría la temporada?
- Solo tengo una palabra: sobresaliente. Cuando nos planteábamos cuál era nuestro objetivo si salíamos en Liga Femenina, teníamos claro que queríamos ser competitivas y creo que lo conseguimos. Nos ganamos el respeto de todos nuestros rivales, creo que hicimos un buen baloncesto y, además, logramos que mucha gente viniese al pabellón de Esteiro. Además, conseguimos la permanencia, así que no se puede pedir más.
- ¿Cuál ha sido la clave de ese éxito?
- Sin duda, darnos cuenta que con trabajo, unidad y creyendo en el proyecto podíamos competir con cualquiera. Y así fue. Salvo partidos puntuales en los que las cosas no nos salieron –con nuestras limitaciones tenía que irnos muy bien todo para estar ahí–, en el resto dimos la cara siempre. También creo que nuestro estilo de juego nos benefició. Era dinámico, aprovechando la versatilidad de las jugadoras y eso creaba muchas dificultades a nuestros rivales.
- Tenían una plantilla muy limitada en cuanto a efectivos y, sin embargo, aguantaron la presión y acumulación de minutos hasta el final.
- No es fácil mantener al cien por cien física y mentalmente a una plantilla tan corta durante toda la liga. Apenas tuvimos lesiones importantes y eso es una cuestión de suerte, pero también del trabajo de prevención y recuperación que hicieron la fisio, Itziar Eirín, y el preparador físico, Álex de la Vega. El cincuenta por ciento del éxito ha sido gracias a ellos. Llegamos al final de la liga, con cinco partidos en dos semanas y tres jugadoras con una media superior a los 35 minutos por encuentro y, sin embargo, nuestro rendimiento fue fantástico. Los últimos cinco minutos en Logroño, ante el Campus Promete, fueron increíbles y eso fue gracias al propio Álex.
- ¿Qué pensaba cuando veía a todos los equipos reforzarse y ustedes no podían, por presupuesto, hacer ningún “exceso”?
- Tan solo Perfumerías Avenida –por motivos evidentes, porque tiene una plantilla tan buena que no necesita mejorar nada– y nosotros terminamos la liga regular con la misma plantilla que la empezamos. Los equipos se iban reforzando y a nosotros nos daban por descendidos. Nos decían que se iba a hacer muy dura la segunda vuelta... pero si algo tiene claro el presidente, Leopoldo Ibáñez, es que no se puede gastar el dinero que no tiene, así que nosotros apostamos por confiar en las jugadoras que ya teníamos. Creo que eso también fue parte del éxito, creer en el equipo y el grupo cuando alguna jugadora flaqueaba en algún momento.
- Tal y como lo explica, parece que han tenido que hacer un trabajo psicológico importante.
- Sin duda. Además de la juventud del equipo –Bea Sánchez era la más “veterana” con apenas 25 años–, contábamos con jugadoras sin apenas experiencia en Liga Femenina 1 y con dos extranjeras que afrontaban su primer año en España y se tenían que adaptar tanto al juego como a vivir en otro país. Y, con todo esto, tuvimos que lograr que el equipo confiase en el objetivo común, por encima de las expectativas individuales, imponer la humildad, el trabajo y el bien colectivo.
- Está claro que el compromiso de las jugadoras fue determinante.
- Por supuesto. Cuando decidimos jugar en Liga Femenina, algunas jugadoras renunciaron a contratos mejores por jugar aquí. Teníamos jugadoras profesionales que cobraban casi como amateurs pero a las que se les exigía un trabajo máximo, en ocasiones triples sesiones, entrenamientos voluntarios, de recuperación, “scouting”... Todas tienen mucho mérito.
- ¿Cuál fue el momento más duro de la temporada?
- Yo soy partidario de afrontar todos los partidos como finales, pero sí es cierto que después de Navidad hubo un momento que no éramos capaces de competir y eso creó algunas dudas en el bloque pero, sobre todo, en alguna jugadora y fue necesario reconducir esa situación y hacerla creer de nuevo en el grupo.
-Y lo mejor de la temporada...
- Además de la permanencia, sobre todo, me quedo con el hecho de que el equipo ha estado por encima de sus posibilidades. Nadie apostaba por nosotros y sin embargo hemos dado el nivel y la gente, tanto las jugadoras como el público, ha disfrutado. Eso hace que todo el sacrificio haya merecido la pena.
- ¿Cómo ha sido a nivel personal la experiencia de su debut en la máxima categoría?
- Ha sido increíble. Cada día aprendía algo, y no solo de las jugadoras, sino de la propia exigencia de la competición a la hora de entrenar y dirigir en los partidos. Se juega y trabaja a un nivel que te obliga a estar siempre al máximo.