La continuidad de O Parrulo en la elite está un poco más cerca. Por lo de pronto, ya se encuentra fuera de los dos puestos que condenan a perder la categoría. La culpa la tiene la victoria conseguida ayer sobre el Gran Canaria, un equipo que en A Malata se jugaba la vida deportiva, pero que a pesar de esa situación –valores del deporte– no dudó en devolver la pelota a su rival, que la había tirado fuera por la lesión de un jugador suyo, a falta de seis segundos para el final, lo que en realidad supuso su rendición en el partido de ayer
No se había jugado ni medio minuto y O Parrulo ya estaba en ventaja gracias a la primera demostración de la calidad de Adri –un disparo que se coló como una exhalación en la portería visitante–. Pero esta vez ponerse por delante no fue bueno para el equipo ferrolano, porque se creyó que ya tenía resuelto el partido, se mostró descentrado y por eso permitió la reacción del cuadro rival.
Esta llegó en forma de tres goles del Gran Canaria en poco más de tres minutos. Fue un bofetón de realidad para la escuadra de la ciudad naval, que cuando pensaba que iba a dar un importante paso hacia la permanencia, en realidad lo que estaba dando era uno para complicarse más las cosas. Sin embargo, el tiempo muerto que pidió Diego Ríos surtió efecto e Iñigo y Adri –otra genialidad– pusieron el empate.
Control
Ya en la segunda parte, ni a O Parrulo ni a Gran Canaria les interesaba que el partido fuese tan descontrolado como en la primera. Así que ni el equipo ferrolano estuvo tan descentrado como entonces ni el Gran Canaria tan volcado sobre la portería local como cuando se vio en desventaja en el marcador. Pero un gol de Diego Núñez, al culminar con un lanzamiento lejano una acción a balón parado volvió a poner por delante a los suyos a falta de poco más de diez minutos para el final.
Con un partido más controlado que en la primera parte, al Gran Canario no le quedó más remedio que irse volcando poco a poco sobre la portería de O Parrulo. Incluso a cuatro minutos para el final del partido optó por el juego de cinco. Y, a pesar de llevarse unos cuantos sustos –el último, una parada de Illi a pocos segundos del final–, el equipo ferrolano terminó sumando una victoria que lo deja donde no hace mucho tiempo parecía imposible. l