El presidente que trajo la estabilidad

El presidente que trajo la estabilidad



De los 42 presidentes electos que el Racing Club Ferrol ha tenido desde su fundación en 1919, Isidro Silveira Cameselle (Vigo, 1943) es el que más tiempo estuvo al frente de esta entidad. Más de veinte años dentro de una historia casi centenaria confirman su importancia en un club que con el que vivió momentos de gran calado, pero también sonadas decepciones.
Nacido en el barrio vigués de Lavadores, buena parte de su infancia la pasó en A Coruña. En la ciudad herculina despuntó en el balompié formando parte del Oza juvenil. Isidro Silveira regresó a la ciudad olívica para cursar sus estudios de Ingeniería, que compaginó con tres temporadas en las filas del Celta. Luego se casó en Betanzos y pasó a residir en Ferrol, ciudad en la que, además de presidir a su club de fútbol, inició su faceta de empresario desarrollando una importante actividad industrial en el sector naval.
Cuando llegó al Racing, en 1993, Silveira lo hizo de puntillas, animado por sus amistades. José Criado Labajo lo convenció para sumarse a la amplia junta presidida por Manuel Criado. Avaló personalmente 80 millones de pesetas y salvó al club del descenso administrativo a Tercera. Se implicó en tareas futbolísticas asumiendo la comisión deportiva del club. Tres años más tarde, llegó a la presidencia del Racing, en 1996, con un reto: ascender a Segunda División A y convertir la entidad en un referente en la gestión económica. Esta estabilidad monetaria ha sido una de sus máximas como presidente, lo que le ha valido para convertir al Racing en un club modélico a nivel nacional –recibió las felicitaciones de diversos organismos–, que “gracias” a la crisis vivida recientemente se convirtió en apetecible para muchos futbolistas.
A nivel deportivo hizo realidad un sueño que el racinguismo llevaba más de veinte años esperando: regresar a Segunda División. Lo logró en el año 2000 para entrar en una década, la primera del siglo XXI, en la que el club ferrolano se enfrentó a equipos como Atlético de Madrid, Sevilla o Zaragoza, todos con títulos continentales en sus vitrinas. Y lo repitió en otras dos ocasiones, con los ascensos de 2004 y 2006, algo insólito en toda la dilatada historia racinguista. Al final de la década, Silveira cayó enfermo y el Racing acabó descendiendo a Tercera. Pero Isidro regresó para devolver a su “club” con otro ascenso, esta vez a Segunda B, categoría en la que se ha asentado como uno de los equipos de referencia.
Ahora, con el centenario a la vuelta de la esquina –se celebrará en 2019–, el Racing buscará, ya sin el que ha sido su faro a lo largo de las últimas temporadas, el retorno a la categoría de plata nacional.

El presidente que trajo la estabilidad

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