El arrastrero “ Novo Jundiña”, con base en el puerto de A Coruña, se hundió ayer a 40 millas de cabo Ortegal por causas que se desconocen.
En el momento del hundimiento viajaban a bordo once tripulantes, que momentos antes de irse a pique el barco consiguieron ponerse a salvo en las balsas salvavidas.
Al cierre de esta edición, se desconocía si alguno de los once integrantes habría sufrido algún tipo de lesión durante el hundimiento del buque.
El pesquero lanzó un SOS que alertó a los servicios de rescate, coordinados desde Fisterra, y el Helimer se desplazó a la zona del hundimiento para realizar el rescate de la tripulación.
Curiosamente, el pasado 6 de diciembre falleció su armador Ángel Ares Velasco a los 93 años, fundador de la empresa que dirige ahora su hijo Severino.
Además, el “Novo Jundiña” era uno de los pocos arrastreros que quedan de la llamada flota de los 300, esa que faenaba en Gran Sol cuando España entro en la Unión Europea y de la que hoy permanecen solo unos 97 barcos en todo el Estado.
El “Novo Jundiña” era un buque pesquero de arrastre con licencia para faenar en el Gran Sol. Precisamente en enero de 2013 sufrió un accidente en el puerto coruñés cuando fue abordado por el “Cos Otero” durante una maniobra sin que hubiese víctimas.
De este modo, el accidente se produjo cuando el “Cos Otero” pasaba por la proa del pesquero, tras ayudar a dar un cabo al muelle y se disponía a empujar al arrastrero desde su costado de babor para atracarlo.
El abordaje se realizó a consecuencia de un error en la maniobra, al pasar el “Cos Otero” debajo de la roda del pesquero sin apercibirse de la existencia de su bulbo, golpeándolo en la maniobra de reviro con máquina y timón.