El juez de Ortigueira ordenó ayer el ingreso en prisión de uno de los dos detenidos por la Guardia Civil por el atraco perpetrado en la oficina del banco Santander de Moeche el pasado miércoles, mientras que el otro quedó en libertad con cargos. La Benemérita busca a un tercer miembro del grupo implicado en este hecho delictivo, en el que los dos atracadores que entraron en la entidad bancaria y se apropiaron de un botín de 56.000 euros, manteniendo retenidos y maniatados por espacio de media hora a una decena de clientes, contaron con la colaboración de un tercer individuo que los esperaba en el coche en el que huyeron.
Este es precisamente uno de los detenidos que ayer fueron puestos a disposición judicial, el que quedó en libertad con cargos con la obligación de comparecer cada 15 días en el juzgado, bajo la imputación de un presunto delito de robo con violencia e intimidación. Se trata de M.J.B.F., de 30 años y vecino de Ferrol.
El que ingresó en prisión es uno de los presuntos atracadores y, tal y como adelantaba ayer este periódico, se trata de A.C.G., de 40 años, domiciliado en Narón. El fiscal le imputa un supuesto delito de robo con violencia e intimidación y otro de detención ilegal, de ahí que en su caso se hubiese optado por enviarlo a la cárcel.
La Guardia Civil busca ahora al segundo de los atracadores, que, juntamente con A.C.G., fueron los que, supuestamente, ejecutaron el asalto a la entidad Santander, reteniendo contra su voluntad a los clientes que fueron entrando en la oficina mientras se cometía el robo.
Según la información recogida por este periódico, la Guardia Civil realizó registros en las viviendas de los dos detenidos sin hallar resto alguno del botín que se llevaron los atracadores.
Como ya se informó en su momento, los dos asaltantes llevaban ropas de faena –monos azules y cascos–, además de portar pelucas y barbas postizas.
Intimidaron a las víctimas con sendas pistolas que, por ahora, se desconoce si eran reales o simuladas. Al parecer, su trato con los rehenes fue muy educado, ya que les pidieron los móviles “por favor”.