Hoy –como siempre en esta sección– vamos a hablar de una calle de la ciudad, sin embargo, permítanme ustedes que antes de “poner el pie” en ella, les invite a visitar el Museo Naval de Ferrol. Creo que me lo agradecerán los que aun no lo conozcan. Mi última y reciente visita ha sido para disfrutar de una exposición temporal ( que termina el 11 de junio ) , en la que mediante cuarenta excelentes pinturas (acuarelas), se puede ir siguiendo paso a paso el frustrado ataque inglés a Ferrol ocurrido en el verano del año 1800. La obra, con acompañamiento musical y las pertinentes explicaciones, se debe a una persona recientemente fallecida, el Almirante de la Armada don Miguel Ángel Fernández. La colección lleva el mismo título que un libro, también excelente, que él mismo preparó como complemento y guía: “Dos días de gloria”.. Vayan a verla.
Contemplando la exposición me di cuenta de que era el momento oportuno para hablar de la calle cuyo nombre recuerda aquel hecho histórico –el mismo nombre que el título de este artículo– de modo que ahora sí podemos poner pie en ella y recorrerla lentamente, lo que no nos llevará demasiado tiempo ya que se trata de una vía pública, recta, de unos cien metros de longitud.
Está situada en la zona de la Puerta de Neira; comienza en la Carretera de Catabois, que es su extremo norte, y avanza en dirección norte-sur hasta cortar la calle Independencia y terminar poco después, dado que no tiene salida en este extremo. Conviene no obstante señalar que si Ferrol consigue invertir su actual tendencia decreciente –demográficamente hablando– hay ya elaborado un proyecto –Área de ejecución integral– llamado Casal dos Ovos, según el cual la calle se prolongaría hasta enlazar con la Avenida de Santa Marina, es decir, mediría unos doscientos cincuenta metros más.
¿Qué hace falta para que así ocurra? Varias cosas, entre ellas un espíritu de unión de energías como el que existió en aquel verano del año 1800, que ahora vamos a recordar.
Doy por supuesto que todo ferrolano conoce, al menos básicamente, lo ocurrido aquí los días 25 y 26 de agosto de 1800. En síntesis, fue lo siguiente: una importante fuerza inglesa –unos cien barcos y más de diez mil hombres- se dirigieron a Ferrol con intención de destruir el Arsenal Militar y la flota española. Hay que decir también, que según algunos investigadores, en realidad los ingleses tenían como objetivo principal, dirigirse a Egipto para desalojar de allí a los franceses, y la operación de Ferrol les serviría como una especie de ensayo general.
Descartada (por parte británica) la idea de entrar navegando por la ría dada la fuerte oposición que iban a encontrar en muchos puntos –castillo de San Felipe, San Martín, San Carlos, etc.–, y desechada también la ría de Ares (opción que también llegaron a considerar), decidieron fondear en Doniños, desembarcar y dirigirse a pie a Ferrol y al castillo de San Felipe. Como se sabe, no lo consiguieron. Fueron horas muy duras e intensas; naturalmente, los dos bandos sufrieron bajas, pero al atardecer del 26 los británicos tuvieron que reembarcar para dirigirse a otro destino.
El lector que quiera conocer con detalle lo que ocurrió -movimientos, enfrentamientos, etc.- tiene donde elegir. Son varios los historiadores y los investigadores que han analizado minuciosamente este tema. En mi caso particular, además de asistir a varias conferencias, he leído dos libros: “El coloquio de Brión”, de I. Núñez y P. Fernández, y el titulado “El ataque inglés a Ferrol en agosto de 1800”, de S. González-Llanos, pero hay más autores. Hay también una novela titulada “Los invasores”, de Francisco Suárez, que fue alcalde de Ferrol allá por la segunda mitad del siglo XIX, y que, incluso, una céntrica calle de la ciudad llevó su nombre durante algún tiempo. La novela comienza así: Amanecía el día 24 de agosto del año 1800. El tiempo estaba magnífico. La luz de la aurora tornasolaba por el oriente el azul serenísimo del cielo con tintes de oro y nácar.
Como he dicho anteriormente, el almirante Fernández consideró estas fechas como “Dos días de gloria”; en el mismo libro, el Presidente de Diputación, Diego Calvo, las calificó como “Dos jornadas dramáticas y gloriosas”; para el entonces alcalde, Rey Varela, fueron “Dos días históricos” S. González-Llanos, en su libro, dice “tan honrosas fechas”. Ciertamente fue algo memorable en la historia de Ferrol y su punto neurálgico principal los altos de Balón y Brión, aunque San Felipe, La Graña, Doniños, etc., lo vivieron bien de cerca.
Una de las personas, de las muchas que se podrían citar- aunque el pueblo entero fuera el verdadero protagonista- que lo vivió minuto a minuto, fue al Jefe de Escuadra español don J.J. Moreno, que al finalizar todo, rindió los partes correspondientes, que pueden leerse en el libro citado “El Coloquio de Brión”, de los que he sacado estas frases sueltas, que pueden ayudar a situarnos en el momento: día 25. “Amaneció el día con espesa niebla. A las 10 se disipó y descubriose una Escuadra con un gran convoy que señalaron los vigías”.
Más adelante, dice: “A las 4,30 habían hecho ya su primer desembarco. Continúa el informe con todo lo sucedido y llega al día 26. Al amanecer de este día atacó nuestra tropa en las alturas de Balón a los enemigos (...) estos fuegos hicieron grandes estragos a los enemigos (...) acabó de persuadir a los enemigos a que desistieran de su empresa y en la noche emprendieron precipitadamente su reembarco.
Es de suponer que del concello de Brión los lectores de este diario conocen de primera mano el escenario donde ocurrieron estos sucesos, escenario con nombre tan sonoro Brión, del que la Gran Enciclopedia Gallega dice. El topónimo de Brión, frecuente en Galicia, deriva de la voz celta briga (monte, altura fortificada). Añade la enciclopedia Parroquia del concello de Ferrol; pertenece a la diócesis Ferrol-Mondoñedo. Tiene 360 habitantes distribuidos en las entidades de población de Brión, Liñares, Martín, San Cristóbal y San Felipe. Lo dicho, vayan a ver la exposición.