El ministro de Finanzas turco, Berat Albayrak, anunció ayer “políticas fiscales más ajustadas”, con recortes de gasto y esfuerzos para mejorar el superávit primario, pero rechazó que se vayan a imponer controles de capital y negó que sea necesario que el Fondo Monetario Internacional (FMI) rescate a Turquía ni que la devaluada lira turca haya quedado “al descubierto”.
“Aplicaremos una política fiscal más ajustada; las reformas estructurales son nuestra prioridad”, dijo Albayrak en una teleconferencia con más de 4.000 inversores internacionales.
Albayrak, yerno del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, afirmó que una de las prioridades será la “flexibilización del mercado laboral” y anunció un “muy severo recorte en el gasto público”.
La inversión en grandes infraestructuras ha sido uno de los ejes de la política económica del Gobierno turco desde que Erdogan y su partido, el islamista AKP, alcanzaron el poder en 2002.
Todo, afirmó, con el objetivo de fortalecer el superávit primario.
El ministro subrayó que “no hay plan de acudir al FMI”, una salida que muchos analistas consideran necesaria para estabilizar la lira turca, que se ha devaluado un 30% en lo que va de año.
“Nuestra moneda no está al descubierto”, aseguró Albayrak, quien agregó que las empresas turcas “pueden hacer frente a sus deudas a corto plazo” y negó que se haya experimentado recientemente una importante retirada de fondos de los bancos.
El ministro destacó que “la mayor prioridad” es reducir la inflación –actualmente en el 15 por ciento interanual– y prometió “reconducirla cuanto antes a cifras de un dígito, si fuera posible”.
“En la lucha contra la inflación utilizaremos todas las tácticas que el Banco Central necesite”, prometió. Reiteró que no se prevé, en ningún caso, ejercer un control de capitales.
Subida de tipos
Por su parte, los analistas consideran que la principal arma para estabilizar la moneda turca es una drástica subida de los tipos de interés, y temen que el hecho de que el Banco Central turco no haya procedido a hacerlo muestra su falta de independencia frente a Erdogan, que se ha pronunciado reiteradamente contra cualquier subida de los tipos.
Mientras, Moody’s advirtió de que el BBVA es la entidad europea con mayor exposición a la crisis de la lira turca, aunque destacó que el riesgo es “limitado” al no contar con la plena propiedad de su filial turca, Garanti.
Si bien la lira turca venía depreciándose desde hace meses, la reciente escalada de tensiones diplomáticas entre Ankara y Washington por la detención en Turquía del sacerdote estadounidense Andrew Brunson precipitó la devaluación al asustar y ahuyentar a los inversores. EEUU impuso a dos ministros turcos y duplicó los aranceles al acero y aluminio de Turquía. Por su parte, el Gobierno turco anunció un boicot a los productos electrónicos de EEUU y aumentó las sanciones arancelarias a una serie de productos de ese país.
Ayer, Washington advirtió de nuevas sanciones si Turquía no libera a Andrew Brunson. l