El plenario de En Marea sirvió ayer para evidenciar una vez más las diferencias entre el sector oficial de la confluencia y los críticos, con un plenario en el que estos últimos sacaron adelante la mayoría de sus tesis, a excepción de la fórmula para concurrir a las elecciones internas, que será mediante listas cerradas.
La reunión sirvió, asimismo, para marcar las pautas de la elección de la nueva dirección, que será elegida en el mes de diciembre y en la que podrán participar todas las personas que se afilien a En Marea hasta el próximo 23 de noviembre, fecha en la que se cerrará también el plazo para presentar candidaturas.
Los representantes de la denominada “Mesa por la confluencia” impulsada el pasado verano por Compostela Aberta y respaldada por los principales actores de En Marea –Ferrol en Común, Marea Atlántica, Anova, Esquerda Unida y Podemos– también consiguieron que la proporcionalidad del Consello de cara a la configuración de la coordinadora no esté supeditada a la representación de las distintas listas.
Los críticos también eliminaron el requisito del sector oficial que incluía que formar parte de la dirección sería una asignación sin retribución, abriendo así la existencia de liberados, figura que actualmente no existe dentro de En Marea. De igual forma, con 273 votos a favor y 192 en contra, el plenario echó abajo la tesis política de la dirección de la organización y aprobó la enmienda a la totalidad presentada por la Mesa de la Confluencia.
De este modo, la enmienda aprobada supone una revocación total de la actuación hasta la fecha de la actual dirección que, remarcan, ha convertido a En Marea en un “partido-empresa”.
La citada enmienda supone que el plenario deja sin validez todos los acuerdos tomados por En Marea desde la Asamblea fundacional de Vigo, en julio de 2016.
De cara a las europeas, según el texto aprobado, En Marea apostará por “mantener las alianzas estratégicas del espacio de cambio en el Estado español”, buscando que la “voz de Galicia y de las ciudades rebeldes llegue a Europa”.
Acusaciones de “tongo”
El plenario de En Marea –en el que finalmente participaron unos 600 inscritos– empezó a la una de la tarde, después de que se tardase tres horas en decidir el funcionamiento de la asamblea. Nada más empezar, la tensión se dejó ver porque la organización no dejó pasar a varias decenas de personas –integrantes del sector crítico con la dirección de Luís Villares– que, según explicaron desde la dirección, no se habían inscrito en tiempo y forma. Según ellos, habían intentado participar y no pudieron, aunque recibieron "correos de incidencia".
Ante esta situación, los diputados críticos con la dirección de En Marea Antón Sánchez, Marcos Cal y Luca Chao trataron de mediar defendiendo a los afectados por tal postura. Luca Chao se puso en la puerta pidiendo a todos que entrasen para no permitir que la coordinadora "pueda robar el plenario" a las bases.
Una vez que la configuración de la mesa del plenario correspondió a personas afines a la “Mesa de la Confluencia” de los críticos se votó y con un resultado de 298 sufragios a favor y 230 en contra se decidió dejar participar a estas personas. Mientras se producía esta votación, desde el sector oficial de los afines a Luís Villares y su dirección gritaron “tongo, tongo”. Era la primera de las polémicas de una jornada que volvió a evidenciar la tensión que se vive entre las diversas facciones del partido rupturista.