No es que las playas de las comarcas de Ferrol, Eume y Ortegal estuvieran cerradas, pero desde que se decretó el estado de alarma fue un recurso solo al alcance de unos pocos privilegiados: los que tenían su domicilio a menos de un kilómetro de estos parajes naturales o practican algún deporte náutico. A partir de mañana, el acceso a ellas para uso recreativo como tumbarnos al sol o darnos un chapuzón, es una de las novedades que nos traerá el estreno de la fase dos de la desescalada.
Y aunque no ha comenzado todavía la temporada de baño –no será así hasta mediados de junio– las buenas condiciones meteorológicas de este mes de mayo hacen prever bastante afluencia de gente.
Los Concellos no implementarán ninguna media de control de afluencia en este primer momento pero sí se vigilará el cumplimiento de las medidas de seguridad. Así, en Ferrol Policía Local y Nacional coordinarán un dispositivo de vigilancia como el que se viene desarrollando estos días –el pasado fin de semana la Policía Local tuvo que precintar el acceso en Doniños–, y descartan el cierre de arenales “salvo que la gente no respete las normas”, indicaron desde el Concello
Y es que controlar las afluencias dadas las características de los arenales de la comarca –playas de mucha extensión con varios accesos en la mayoría de los casos– se convierte en tarea prácticamente imposible con los recursos de los que disponen los municipios.
Falta de recursos
Es el caso del de Cabanas con un único agente de Policía Local y donde por el momento no estiman activar medidas de control de aforo. “En junio sí tomaremos alguna y entre las que se barajan está el control de aforo a través de reducir el aparcamiento que es la única forma que vemos viable por cuestiones logísticas y de personal”, señala su alcalde, Carlos Ladra.
La playa de la Magdalena es una de las más concurridas de la zona, con recurrentes problemas de aparcamiento en los últimos años. “Eso se estaba convirtiendo en una ratonera y tenemos iniciadas tramitaciones con la Demarcación de Costas para la disposición de terrenos que nos permitan ordenar el territorio pero esta crisis del Covid-19 nos cogió a pie cambiado para todos estos trámites”, explica.
El control de aforo a través de la limitación de apartamiento también parece la alternativa escogida por el Concello de Valdoviño, con 25 kilómetros de litoral, esta temporada estival. “Cada año además de los parkings de cada playa, habilitaban aparcamientos disuasorios en parcelas cedidas y eso este año ya no lo vamos a habilitar”, asegura el alcalde, Alberto González quien también avanzó que “le vamos a dar prioridad en nuestras playas a la gente que esté empadronada en el municipio o que resida en algunos de los alojamientos turísticos que tenemos”.
No parece sin embargo la mejor opción para el caso del municipio de Ares. “Podríamos intentar controlar los aforos a través de los aparcamientos pero la gente si no tiene sitio en el aparcamiento pues aparca un poco más lejos y va igual, no me parece que para nuestro caso vaya a ser la solución”, señala su alcalde, Julio Iglesias. Una campaña divulgativa en las playas y la confianza en la autodisciplina y responsabilidad de la gente, serán los ingredientes de los primeros días de playa a la espera de que no surjan problemas que obliguen a recrudecer las medidas. l