El curso Carlos Gurméndez se despidió ayer como lo hizo durante los tres días de desarrollo, con humor.
A lo largo de la jornada se sucedieron las intervenciones de José Antonio Llera, que analizó el humor verbal y visual de La Codorniz; de Miguel Fernández y Fernández, que habló sobre el humor y la guerra y de Xosé Luís Barreiro Rivas, que recordó el sentido del humor de los políticos del Parlamento de la transición y la falta de este en los políticos actuales. Barreiro recordó el sentido del humor de Beiras en sus discursos frente a otros como Camilo Nogueira “que trascendentalizaba hasta remexer o azucre no café”.
La última de las ponencias, que sirvió como clausura del curso de pensamiento, organizado por el Club de Prensa de Ferrol, fue la del humorista, escritor, ilusionista, guionista y director de cine, Luís Piedrahita.
El monologuista coruñés habló de la dificultad de definir el humor, un concepto que se escurre, y afirmó que este “vive en lo inesperado, porque es una forma de estar en la vida”. Así, explicó, acompañando de anécdotas, que del mismo modo que existen personas gruñonas también las hay con sentido del humor, porque este, explicó, “busca siempre un motivo para destruir falsas solemnidades”.
Piedrahita diferenció en su intervención entre el humorismo y lo cómico, señalando que el primero “llega al sentimiento y provoca emociones” mientras que el segundo es algo más pasajero y que se olvida.
El humorista consideró que de todo se puede hacer humor, porque se trata “de ingerir mierda y excretar florecillas” y ahí precisamente radica el verdadero humor, en lo cotidiano y las pequeñas cosas “que es lo más interesante y lo que hace la vida realmente grande”. n