Desde la crisis de 2008 el sector bancario español vivió una profunda transformación que supuso el cierre de más de la mitad de sus oficinas y la salida de más de una tercera parte de su plantilla, mientras el uso de la tarjeta se dispara y las retiradas de efectivo han caído con fuerza.
El ERE, uno de los mayores de la historia del sector financiero español, supone un 18,67 % del total de empleados del banco en todo el territorio nacional, y cerrar 1.534 oficinas en el país, el 27,2 % de la red, es decir, una de cada cuatro.