“Fendetestas” todos del inanimado bosque de nuestros temores que nos salimos a los caminos armados de absurdas e inconstantes prevenciones y embozados en tan ridícula proporción exigiéndonos la dudosa sanidad en la duda de la enfermedad, para terminar embolsados todos en un pantanal de absurdas exigencias que buscan protegernos ocultándonos la sonrisa y cegándonos el habla en la mismísima soledad de la mirada.Una cruzada de cofrades de una Santa Compaña sin origen ni destino que van y vienen, se cruzan y descruzan hasta conformar un nudo a la altura de la boca que nos uniforma e informa del acervo temor a lo invisible que cabe habitar en nuestras visibles indolencias, cansancios y perezas.