Cielos anaranjados y una capa poco frecuente de polvo procedente del desierto norteafricano del Sáhara cubrieron ayer la comarca. El fenómeno, conocido como calima, cubrió campos, calles, automóviles, edificios y monumentos. Las condiciones atmosféricas elevaron la temperatura de un día que amenició frío y soleado hasta que se fue cubriendo de la arena desértica.