Ha sido un proceso escalonado en el que a la euforia de los primeros tiempos -recién cosechados los frutos políticos del movimiento 15M- se fueron sumando las incoherencias políticas y personales de quien transformó el partido en un instrumento de adhesión personal en el que, poco a poco, los disidentes fueron apartados.Iglesias llegó a lo más alto en lo personal gozando de un estatus privilegiado -chalet incluido- en paralelo con la decadencia política de Podemos.