mutilación genital femenina

La mutilación genital femenina, el problema global que no entiende de continentes

Ambas son activistas contra la mutilación genital femenina (MGF) y alertan de que “es un problema global que no se limita a un continente o a un color”."Mi corte se hizo porque me estaba tocando, no sé si a esa edad se puede llamar masturbación, pero mi madre estaba preocupada y me llevó a un médico que practicaba su religión con bisturí”, cuenta la doctora norteamericana.“En su religión la masturbación era un pecado y me quitó el clítoris”, prosigue Reene en una conversación con la también superviviente de MGF y cofundadora de la organización Save a Girl Save a Generation, Asha Ismail, con motivo de la celebración, este 6 de febrero, del Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina.Se estima que más de 200 millones de mujeres y niñas han sido mutiladas en el mundo, según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa).La OMS define la MGF como “todos los procedimientos que, de forma intencional y por motivos no médicos, alteran o lesionan los órganos genitales femeninos”. Se realiza a niñas entre 0 y 14 años y, ocasionalmente, a mujeres adultas.Según la ONU, se concentra en cerca de 30 países de África y de Oriente Medio y Asia meridional y persiste en las poblaciones emigrantes que viven en Europa Occidental, en Norteamérica, Australia y Nueva Zelanda.Romper el silencioCon sus testimonios quieren ayudar a romper el silencio sobre esta forma de violación de los derechos humanos, y pedir que no se estigmatice a las mujeres africanas ni a un continente, porque “se trata de un problema global”.Reene recuerda que, tras el corte, su madre reconoció que “era un error y que nunca debía hablar de ello”.“Más adelante, me sentí confusa cuando supe lo que realmente había pasado”, lo que le impidió hablar del tema con su entorno.

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