Tras la tregua del duelo

ay quien piensa que Alfredo Pérez Rubalcaba ha prestado su último servicio a los españoles. La interminable y enlazada campaña electoral hubo de suspenderse por su fallecimiento. La unanimidad en el pesar y el elogio a su larga trayectoria política, hizo pensar que algo podía cambiar en el crispado y banal enfrentamiento entre los dirigentes actuales.
No se engañe nadie, no. Como a él le gustaba repetir: “España es el país que mejor entierra a sus muertos”. Ahora se reanuda con la misma ansiedad la batalla por las municipales, autonómicas y europeas (estas últimas parece que no importan a nadie), interrumpida por un duelo que han respetado todos los partidos, a excepción de VOX, que siguió a lo suyo con el peregrino argumento de que no habían coincidido con Rubalcaba en el Congreso y nada le debían. También es imposible, cronológicamente hablando, que sus enfervorecidos lideres departieran alguna vez con el dictador Francisco Franco o con Don Pelayo en Covadonga y bien que les rinden homenaje, día sí y día también. El domingo todos volvieron a la carretera. Los socialistas restándole entusiasmo a los vaticinios del CIS de Tezanos, que ha pintado una España teñida de rojo, incluso allí donde en las generales ganó la derecha. Si sus votantes se desmovilizan (cosa que en este tipo de comicios es más frecuente) puede que no ganen tanto como esperan. Y esa expectativa es la que va a hacer multiplicarse por dos a Pablo Iglesias y los suyos. Necesitan subir a toda costa para ser imprescindibles en la formación de ejecutivos autonómicos y obligando a Sánchez a dejarles hueco en la mesa del Consejo de Ministros.
Solo con que sus votos fueran necesarios para llevar a Gabilondo a recuperar Madrid ya tendrían un buen punto. El problema está en su machacona alusión a la subida de impuestos de toda índole, cuya consecuencia inmediata es la masiva movilización del electorado conservador que, esta vez, no se va a quedar en casa. El PP estrena con entusiasmo renovado su giro al centro y recupera figuras señeras como Mariano Rajoy para evidenciar que siguen siendo los de siempre. Aznar ha vuelto al armario de la historia y la “sorayista” Cuca Gamarra se perfila como sustituta de los García Egea o Maroto. Está por ver que los votantes se crean esta nueva estrategia, o que parte de los votantes de VOX, ante los magros resultados de la ultra derecha de nuevo cuño, vuelva a la casa de Génova 13. El futuro político de Pablo Casado depende de ello. Arrimadas se despidió con lágrimas del Parlament y llega a Madrid para seguir haciendo oposición con Cataluña como bandera. Su problema consiste en que la tensión y el conflicto, según refleja el propio CIS catalán, se relajan y crece el número de ciudadanos que, desde Tarragona a la frontera francesa, no se sienten independentistas. Dada, además, su menor implantación territorial, no es de esperar un sorpasso al PP el 26 de mayo. En fin, que nos queda otro mes movidito, con sus eslóganes y sus mítines.

Tras la tregua del duelo

Te puede interesar