Las polémicas estériles

Tanto el PSOE como Podemos tienen que mantener a sus votantes a buen recaudo para que el experimento del Gobierno compartido no suponga un trasvase de votos. Por este motivo, puramente electoral, se corre el riesgo de asistir a una carrera para ver quién es más izquierdista y que la acción política se convierta en puro postureo.
La gran batalla, ya que no pueden subir de momento el sueldo a los funcionarios como habían prometido, se centra ahora en denunciar la cesión de PP y Ciudadanos ante Vox por el pin parental. Que está mal, que impide que hijos de padres homófonos reciban otra visión más abierta y menos cavernícola de la homosexualidad. Pero no nos olvidemos de que la escuela no es, o no debería ser, el único ámbito educativo de los niños. Que tiene una misión fundamental de formación en conocimiento. Pero la afectividad, el respeto, las emociones, la solidaridad y la empatía se aprenden en casa y los padres no pueden escamotear esa responsabilidad delegándola en los profesores.
Es verdad que los hijos no son propiedad de los padres, pero los niños de familias laicas tienen derecho a no cursar la asignatura de religión católica porque se niegan, y con razón, a un adoctrinamiento religioso. Pues consideremos que los papas de Vox que reivindican con ardor la teoría de “vuelve el hombre” no pueden soportar que a sus vástagos se les explique si quiera la posibilidad de no ser un macho con todos sus atributos.
La polémica es estéril porque, mientras nos perdemos en estos debates, Vox sigue cerrando centros de acogida de menores no acompañados con la aviesa intención de que sean devueltos a sus países de origen tengan o no tengan familia. Sigue obligando a la Junta de Andalucía a retirar las subvenciones a los centros de acogida de mujeres maltratadas y a organizaciones que prestan ayuda a los inmigrantes. Y esto sí que es grave.
Porque, mientras el PP y Ciudadanos sigan necesitando sus votos para aprobar los presupuestos, cederán a sus exigencias xenófobas y fascistas, eso sí, con grandes remilgos.
Y, con esta política de hechos consumados que consiste en votos a cambio de recortes, podemos encontrarnos con la paradoja de que en este país, donde se reclama con tanta vehemencia la unidad y la igualdad entre Comunidades, haya sitios donde ser inmigrante sea un plus de especial peligrosidad y donde las mujeres tengan menos garantías de protección frente a la violencia machista.

Las polémicas estériles

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