CRISIS Y AMISTAD

Vivimos tiempos convulsos en los que los curritos de a pie estamos sufriendo una gran estafa con nombre propio, en los que nuestros derechos como trabajadores están dilapidados por un poder que decidió amparar el Gobierno central cuando modificó a golpe de mayoría absoluta una reforma laboral que hasta entonces protegía a los trabajadores y trabajadoras que formamos el tejido industrial de este país.
El encarecimiento de la vida, la congelación de salarios y pensiones y los recortes en derechos y libertades han devuelto a este país a años vividos por nuestros abuelos y abuelas, en los que la pobreza, sobre todo la infantil, no te hace indiferente a la hora de volcarte en causas justificadas con el compromiso humano. Porque este país, por mucho que digan, lo han dividido en dos clases: alta y baja.
Pero ante todo estos desastres, la vida, aunque sea a golpe de palos, nos va haciendo más duros, y nos enseña la cara de la gente de la que nos rodeamos;  gente que en tiempos de bonanza se arrima para tomar los vinos, pero que luego, cuando vienen mal dadas, se diluyen cual hielo en una copa. Y eso es lo que realmente hace a uno persona. A veces nos rodeamos de amigos y amigas que dan  todo a cambio de nada y que en los momentos más duros son capaces de sacar pecho, por muy fastidiados que estén, y tenderte una mano.
Porque es en estos momentos cuando te das cuenta de quién quieres que forme parte de tu familia y de quién quieres que esté a tu lado en esta vida que nos ha tocado vivir. Todo esto es lo positivo que debemos sacar de unos momentos tan duros como los que estamos viviendo. Cuando te sientas a tomar un café y piensas en todo esto te das cuenta de lo afortunado o afortunada que puedes llegar a ser teniendo a tu lado a la familia y a esa otra familia que vas creando a lo largo de la vida  que son los amigos y amigas  que no te van a vender por nada ni nadie, con los que cuando toque reír, reiremos, cuando toque llorar, lloraremos, pero que siempre estarán dónde y cuándo menos te lo esperas.
A ellos y ellas, sin olvidarme de mi familia, quiero daros las gracias, y deciros que la lucha, al igual que la vida continúa. Eso sí,  por mucho que quieran pisarnos, la dignidad ni se compra ni se vende, SE TIENE.

 

CRISIS Y AMISTAD

Te puede interesar