Bebés robados: una historia interminable

Es posible que en alguna ocasión un libro o simplemente una serie televisiva basada en hechos reales, nos llegue al corazón con la fuerza de una experiencia cruel narrada sin los filtros que supone la edad del protagonista o simplemente la historia de un hecho desgarrador. Es una sensación que puede servirnos para introducirnos una vez más en la trama de los bebés robados. Una historia interminable a la que se exige justicia. Sin demoras. Sin engaños. Sin falsas promesas que luego no se cumplen. Siempre al límite de lo imposible. Con una historia que contar. Es hora de que los políticos den la cara. Que demuestren que están ahí para solucionar problemas y no solo para insultarse entre ellos. Que vivan la calle. Que la sufran y que la padezcan. 
Aquí no hay ciudadanos de primera ni de segunda. Todos tienen los mismos derechos. Y esos derechos y esa justicia se reclama a viva voz en la lucha por conocer el paradero de los bebés que se sospecha fueron robados entre los años 1960 y 1990. Para muchos son l@s niñ@s de la guerra. L@s niñ@s del franquismo. Es una historia en blanco y negro a la que se le quiere poner luz, honestidad, dignidad, valor y amor. Nada en este mundo parece tener mayor capacidad de sorprender que el ser humano. Sobre todo aquel o aquella que fue capaz de realizar semejante monstruosidad. 
Hay que buscar la verdad. Por muy complicada que nos parezca. Hay que encontrarla. Creer en ella. A pesar de las circunstancias que siempre parecen adversas. Esto no es un espectáculo circense. Ni tampoco una película de efectos especiales. Es una triste realidad que a veces produce un hedor insoportable que nos hace sospechar de lo que se cuece por ahí abajo y entre bambalinas: cero en humanidad. Pero las cosas volvieron a enredarse y el juicio contra el doctor Eduardo Vela, exginecólogo de la Clínica San Ramón en Madrid, ha tomado un giro inesperado ya que la causa (suspendida el pasado 27 de junio por “indisposición” del encausado) se celebrará nuevamente el 4 de septiembre. ¿Habrá más teatro?

Bebés robados: una historia interminable

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