Franco NO creó el Ministerio de Sanidad para no copiar a la República

Se apuran los defensores e historiadores de la época de la dictadura franquista para subrayar, una y mil veces, que Franco inventó eso de la “Seguridad Social y la Sanidad”. Ni la inventó él, ni se atrevió a crear un ministerio de la misma. Fue la Segunda República, en el primer Gobierno de Largo Caballero, en noviembre de 1936, la que creó el primer Ministerio de Sanidad y Asistencia Social que existió en España, que fue regentado por Federica Montseny, una mujer pionera en España y en Europa. 
Durará poco, ya había estallado la rebelión militar, la inestabilidad reina y en mayo de 1937 el Gobierno de Negrín redujo los ministerios de 16 a 10, Sanidad y Asistencia Social volvieron al Misterio de Trabajo donde habían estado en 1933. Al parecer a nadie del franquismo le interesó recoger la verdad de la Historia, todo se silenció, y ya sabemos que “aquello de lo que no se habla –en los medios de comunicación– NO EXISTE”. 
Un repaso sutil, de periodista, nos indica que la preocupación por la “seguridad social, que no individual”, es muy antigua. Había que cercar las ciudades con murallas, había que tapiar las puertas de acceso para que las plagas, y las pandemias no acabasen o diezmasen a las poblaciones. Medicina, médicos y cirujanos, existen desde mucho antes que el Juramento Hipocrático de los griegos. El conocimiento médico se aplicaba especialmente para defender a la sociedad de las plagas, la asistencia individual sólo pertenecía a dos sectores: los más ricos , que podían pagarlo, o los míseros que había que “tratarlos” para que no contagiasen al resto, ese tratamiento consistía, en muchas ocasiones en ocultarlos, esconderlos, internarlos o encarcelarlos.
Tenemos que esperar hasta el siglo XIX, para que asome la idea de atención personal que comprometa al Estado. Fue con el desarrollo de la ciencia a base de separar la religión de la investigación, la intercomunicación, la valoración de la persona. En España se inicia como influencia de los franceses revolucionarios, de ahí aparecen los afrancesados, los modernistas, los progresistas y los liberales, que formarán los partidos de izquierdas. A España había llegado también una filosofía procedente de Alemania, el Krausismo, que introdujo la antropología social. Los krausistas montaron centros de enseñanza, conocidos como la Institución Libre de Enseñanza, ellos aportaron y mantuvieron el valor de la persona que debe mantener en su comportamiento social: el respeto, la igualdad, la libertad y la solidaridad; y el valor ético del trabajo, bien hecho y responsable que les sacaría de la miseria. 
Unos y otros defendían que en las desigualdades sociales estaba el origen de las enfermedades, Por tanto, el Gobierno debía de ocuparse de los problemas higiénicos sanitarios. 
Un médico-cirujano-periodista y político fue Méndez Álvaro, promotor de la Sociedad Española de Higiene, y del código sanitario de 1822, que fue una de las primeras medidas sanitarias aprobadas en el Trienio Liberal, pero fracasó porque Fernando VII volvió al absolutismo involucionista y retrógrado. 
A la muerte de Fernando VII, 1833, se creó un macro-ministerio de Fomento y una de sus competencias atañía a la salud pública cuidando las aguas, fuentes, lavaderos, aguas termales, etc, junto con las instituciones de caridad y beneficencia, regentadas en su mayoría por órdenes religiosas.
Muerto Fernando VII y reinando su hija Isabel II en marzo de 1847, se creó un organismo muy importante, que pervive actualmente, la Dirección General de Sanidad, una de las seis que componían el Ministerio de la Gobernación que ocupaba Manuel Seijas Lozano en el gobierno de Carlos Fernando Martínez de Irujo. 
El personaje citado anteriormente, Méndez Álvaro colaboró en la elaboración de la Ley de Sanidad de 1855 que dispone la creación de Colegios Médicos en toda España y establecía la vigilancia del ejercicio de la profesión, se planificaba la asistencia gratuita a los pobres, se regularizaba el servicio de Higiene Pública y Medicina Legal. España sufría las guerras carlistas y en 1868 se produjo la revolución que expulsó a la reina y trajo una corta y endeble república. 
Hasta la restauración de la monarquía con Alfonso XII, el tema estuvo varado. En 1882 resurge y se crean institutos de higiene para educar a los ciudadanos, incluso se impulsa la investigación y el apoyo a la clase obrera, fue de las últimas aportaciones de Méndez Álvaro que moriría al año siguiente.
 En 1900 se aprobó la Ley de Accidentes del Trabajo, por la que las empresas eran las responsables de los accidentes, por ello se fomenta la institución del seguro, pero la obligatoriedad de disponer por parte del empresario de un seguro con carácter general, no aparece hasta 1932 cuando estábamos en el segundo año de la república.
A los dos años de reinar Alfonso XIII, 1908, se creó el Instituto Nacional de Previsión (INP) que ya comprometía al Estado en la cobertura de los riesgos, se mantuvo durante todo el franquismo. En la Segunda República, de 1932 a 1935 se le encargó al INP la elaboración de un proyecto de unificación y coordinación de los seguros sociales, se presentó, pero estalló la guerra y no se pudo llevar a cabo. 
El Seguro obligatorio de Enfermedad es el que impuso el Gobierno de Franco en 1942, “destinado a todos los productores `económicamente débiles’ organizado sobre un sistema de reparto, las primas se abonaban a partes iguales entre empresarios y trabajadores”, para muchos trabajadores era imposible pagarlo, a pesar de que se pensó para apoyar a los débiles. Como es lógico deducir, el sistema se fue mejorando. 
Durante el franquismo las instituciones sanitarias dependían del Ministerio de Gobernación, que era el más importante de todos ya que controlaba todo el Estado y todos los sectores (desde sanidad a censura de prensa), desde las provincias, diputaciones y corporaciones municipales, a través del Gobernador Civil con comunicación directa y constante con la Presidencia, que ostentó el dictador Franco hasta junio de 1973 que se la cedió a Carrero Blanco. Estos son los hechos.

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