Feliz 2017: ¡qué les sea leve la función!

Hemos comenzado un nuevo año, que se presenta con multitud de sorpresas, como todos, pero sorpresas tan grandes que nos parecerá que estamos soñando.
Soñar no soñamos, pero que estamos en una obra de teatro no hay duda alguna. Además, todos y cada uno, aún sin imaginarlo, estamos comprometidos y apareceremos en el escenario tarde o temprano, para conocimiento de muchos o solo de los más cercanos.
Abrimos un periódico y encontramos una tragedia. Vamos a la radio y nos cuentan un drama. Conecta con las redes sociales y siente como las corrientes nerviosas de un herpes zoster, que le atacan por la cadera y le paralizan la pierna. Por último, se asoma a la televisión, y he aquí que hay todo tipo de morralla, tantas veces envuelta en papel de celofán.
No sé si ustedes han sacado alguna conclusión que se asemeje a la mía: ha desaparecido la seriedad, el respeto, el estudio por conocer la verdad de lo que sucede, el reconocimiento de lo que es importante frente a lo que aparenta o no vale nada.
Sin duda soy un poco exagerada, pero se avanza tan lentamente, y, cuando damos un pasito adelante, de pronto, nos interfieren con dos zancadas para atrás, y volvemos a comienzos del siglo XX. El desajuste es muy profundo, ¿saben por qué?, porque los que antes nos imponían respeto, como algún jefe de gobierno, presidente de estado, ministro de defensa o cualquier otro, hoy son los que protagonizan, insistentemeeeente, los papeles más detestables de la función. Del pueblo, de los ciudadanos, de las tribus, poco se esperaba, eran los pobres, los ignorantes, los salvajes, los violentos. 
Pero aquellos que alcanzaban el poder, bien vestidos y bien comidos, imponían respeto haciendo que hacían, aparentado que sabían, moviéndose con firmeza por el escenario, eran el modelo a imitar.
Hoy ya ven, el señor Trump hablando de su apreciado amigo Putin, después de cincuenta años de guerra fría entre los EEUU y la desaparecida URSS, es más, el sistema de espionaje ruso infiltrado en los EEUU hizo propaganda falsa o verdadera, según conviniese, a favor del candidato. 
China alerta que ha crecido para tomar el mando, además aquellos espías americanos y soviéticos que, invisibles, observaban cualquier país terráqueo, China los ha transformado en tiendas de “Todo a cien” que invadieron África, Europa y en América tienen instalaciones dentro y fuera de Chiapas. 
Si la Iglesia católica, en su momento, puso un párroco en cada iglesia y llevó las misiones a Filipinas, para controlar mentes, comercio y materias primas, China ha colocado tiendas en el Orbe, las suficientas para decidir en 24 horas que no venden agua y provocar la muerte por sed en la mitad del planeta Tierra, por ejemplo. En nuestro pequeño teatro español, hemos visto recientemente como un ministro se cree más importante que setenta muertos debido a una de sus negligencias (por lo menos). 
En Europa se mueren de frío en los campos de refugiados, de frío y de hambre, esa tragedia ya no conmueve, hay que transformarla en una comedia para reirnos. En el Reino Unido, cuna del teatro, se van por el Brexit, pero despacito, a ver si consiguen en poco tiempo desestabilizar la economía del continente un 40 por ciento más y lo dejan jo... 
Al paso siguen las comedias de educación y sanidad en España, ja,ja, van tan bien, tan bien, los dos sectores, que hasta un grupo de médicos de un hospital de Toledo denunciaron ante el juez local, la mala situación por falta de presupuesto y escasez de personal.
Lo peor es el contexto en el que se están representando estas obras insufribles: el contexto del cambio climático. Lo han tomado a broma. No se preocupan, e incluso hacen daño de forma subrepticia, como las grandes empresas de automóviles, transgrediendo la legislación que obliga a construir motores que contaminen menos. 
Acabarán con todo y con todos, pero tendrán muchos ingresos, ¿para qué?, porque si no hay salud no habrá ventas, tendrán que cerrar. Como cerraron las numerosas agencias de viajes que hace quince años vendían paquetes de turismo para la clase media. ¡Qué horror! Hasta los fontaneros y los maestros querían ir a “todo incluido”; si se atrevían a aparecer en la India como cualquier adinerado. ¡Con lo maravilloso que había sido el cambio!, ya no se celebraban tantas bacanales en las fiestas familiares, por fin, en lugar del banquete habían decidido llevar a los niños a París, o a Orlando. 
Volviendo al cambio climático, aquí en Galicia, hemos vivido un verano total en el otoño, y una primavera en el invierno, ni con setenta años se recordaba tal cosa. Con un mínimo de sensatez, sentiremos reparos al pensar en el año próximo, puede escasear el agua, aquí, a la orilla del mar, pero en las mesetas será angustioso, crecerán los desiertos. 
El cambio climático es el venenoso telón de fondo de cualquiera de nuestras obras teatrales vitales, o cambiamos el telón, o nos llegará la plaga del fuego. ¡Qué mal suena!, pero peor será si desaparece el hielo de los océanos Ártico y Antártico. Recapaciten señores del poder, el dinero no arreglará el desastre. Y a los jóvenes que iniciaron un proyecto político-social nuevo, por favor, no se cansen y sigan denunciando y apartando la paja del trigo, incluso, en sus organizaciones.

Feliz 2017: ¡qué les sea leve la función!

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