Eso sí es terrorismo: ayudemos a los niños

Pido “socorro” para los niños víctimas de abusos sexuales, especialmente los ocasionados por la misma familia o por miembros de instituciones religiosas. 
Los periódicos se hicieron eco en julio de decisiones judiciales que eran incomprensibles. Por ejemplo, Público el día 31 de ese mes, este año 2018, en la edición digital a las 11:01 horas, explicaba: “Un juzgado permite que una niña de cinco años sea entregada a su padre, denunciado por abusar de ella. El Juzgado de Instrucción nº 6 de Fuenlabrada, acordó no aplicar ninguna medida cautelar, tal como pedía la madre, y permitir que la menor sea entregada al padre. La madre lo había denunciado por posibles abusos sexuales hacia la niña, y un informe realizado por una psicóloga especializada en abusos a menores, acredita que existieron a la niña. Una jueza en un auto fechado el pasado 26 de julio, la magistrada María Dolores Nortes, “acuerda no aplicar ninguna medida cautelar”. La denuncia de la madre fue el 16 de julio. La madre presentó una grabación realizada por la psicóloga a la niña donde narra los abusos. 
 Ayer mismo, el papa Francisco viajó a Irlanda, un pais que se hizo notar por los reformatorios para niños, internados, colegios diversos, donde el abuso era corriente y nadie movió ficha durante tantos años. El Papa fue para que se pida perdón a esos niños, algunos ya muertos de viejos, otros inutilizados como personas para toda su vida y algunos más denunciando abiertamente las torturas psicológicas y físicas que convirtieron su existencia en un drama, la mayoría de las veces con desenlace fatal. Esta misma mañana la prensa de Dublin comenta que un exnuncio de los EEUU acusó al Papa de conocer los abusos del cardenal McCarrick, y no hacer nada. Los hechos no ocurrieron en Irlanda, sino en el estado de Pensilvania en los EEUU. Allí además de obispos, más de trescientos sacerdotes abusaron por su profesión, su estatus de poder y su facilidad para tratar con los pequeños. 
En el primer caso que mencioné, hay agravantes: la juez es una mujer, la niña es adoptada, y los padres son españoles, luego viven en un país del siglo XXI. Imaginar a una niña o niño atrapado ante un monstruo enfermo, que triplica su peso, que sólo piensa en su placer, Sin entender la víctima lo que está pasando, viéndose diminuto ante un adulto, sin poder gritar para que le ayuden, quizá recibiendo un bofetón si lo hace, aterrorizado ante la impotencia, el miedo, la desesperación. O chantajeándola día a día: te damos de comer, te sacamos del hambre y la miseria, pórtate “un poquito bien” con nosotros eso sí es terrorismo, esa debe de ser la concepción de los hechos, terrorismo, esos individuos son terroristas y como tales se les debe juzgar. Incluso más, si un menor dice aceptar, desear o pedir relaciones con adultos, son los adultos los que deben negarse, ellos son los que deben tener muy claro, como adultos, que “no deben hacerlo”, por ninguna razón, nunca. 
No debíamos de ser tan pasivos. En el caso de Juana Rivás. La madre que tuvo escondidos a sus hijos para no entregárselo al padre, era una mujer adulta, con fuerzas para rebelarse, para luchas, como afirmaba, y en su lucha consiguió mover a la opinión pública e incluso hacer reflexionar a oyentes y lectores de su caso, lo que llegó a convertirse en 258.000 firmas entregadas en el Ministerio de Justicia, pidiendo el indulto por su condena de cinco años de cárcel. Muy bien, pero ¿qué puede hacer un niño si lo dejamos solo?, nada, morirse pena, y de soledad. Tenemos que comprometernos y luchar para que disminuyan considerablemente los delitos por abusos a menores, con el objetivo puesto en la posibilidad de que desaparezcan totalmente. Para ello, además de la educación en los centros de enseñanza para formar futuros padres responsables, igualmente en los sermones religiosos, con todos los medios de comunicación apoyando la campaña, Se deben de cambiar las leyes, se deben incrementar las penas en el código penal, considerar un delito grave y tremendo, un delito de terrorismo. Ni la declaración de independencia de todas las autonomías de este país, puede compararse con el daño provocado a un menor víctima de abusos múltiples. Seamos sensatos, cambiemos las leyes.

Eso sí es terrorismo: ayudemos a los niños

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