Buenos días, Lola Arribe: paz eterna

Desde el 25 de octubre, Lola, descansas bajo tierra, el suficiente para que las intensas lluvias de comienzos de noviembre, inundaran tus huesos ayudando así a la íntima unión con la tierra que ha sido testigo de tus ansias, luchas y dolores. Quizá ayuden también a convertirte en polvo invisible, pero inquietante, casi molesto, que se mantendrá, en los que te hemos conocido y tratado, como crítica constante a los hechos diarios, a las decisiones de los fuertes, tan a menudo olvidándose de los débiles, a mantener la conciencia de corresponsabilidad y lucha social.
Dolores Arribe, Lola, o Mari Lola, fue en Ferrol una mujer conocida por ser activista en tres sectores que le absorbieron hasta su muerte: el mundo obrero, la religión católica y el sentimiento nacionalista. A los tres perteneció en sus organismos y de los tres se fue para convertirse en una francotiradora. Tenía un carácter fuerte, indomable, una retórica dura, apasionada pero acertada en sus argumentos a un 80 por cento, casi siempre. 
Su capacidad de análisis era envidiable, dominaba hechos y criterios que otros tardábamos tiempo en reconocer; le pregunté una vez cómo conseguía  estar tan bien informada, si apenas se movía de su casa, su respuesta fue inesperada: a través de la radiodifusión, ella dominaba el francés y sintonizaba emisoras en esa lengua; no tenía televisión y despreciaba sus programas porque idiotizaban a los televidentes, pero una buena emisora era su gran amiga y casi confidente. Sospecho que fue lo único que pudo alentarla en su decidida soledad de los dos últimos años. 
Debatir con ella era arriesgarse a terminar discutiendo, pero siempre aprendías algo. Los que la conocíamos sabíamos que nos apreciaba, pero que casi nunca indicaba sus afectos, pero era seguro que no perdía el tiempo manteniendo rencor.
Creo que aprendió el francés, de pequeña, al marchar su familia al País Vasco o a Iparralde. No hablaba del tema. Muchas señoras de ahora, fuimos de jóvenes a dar clases particulares con ella, incluso recuerdo que impartió la asignatura de francés en el Colegio de la madres Mercedarias cuando era Escuela Normal (para maestras) de la Iglesia. 
Como apunte biográfico, dejo constancia de que luchó en los años setenta a favor de los sindicatos libres, apoyó las manifestaciones obreras y más de una vez fue golpeada por la policía de la dictadura. Hay muchas personas que saben de este tema mucho más que yo, que pelearon codo a codo con sus ideas y argumentos. 
Ya en la transición y cuando el gobierno del PSOE llevó a cabo la restructuración laboral, que tanto dolor originó en Ferrolterra, ella fue un puntal para crear la ayuda Psicosocial, a través de la labor de varios psiquiatras que ayudaban a la población obrera que quedó en el paro y muchos se refugiaron en la bebida originando males familiares que hundían barrios enteros. 
Eso es también historia de Ferrol. Lola, unos meses antes de morir, apoyándose en una silla de ruedas, formó parte de la protesta de las obreras en los jardines de la residencia de Caranza, donde residía. 
Allí mismo, hizo huelgas de hambre por mejorar las condiciones de vida y comida, voy a contar una anécdota. En diciembre de 2015, alguien me contó que la calefacción en la residencia funcionaba mal y pasaban frío especialmente los de la planta 4ª, me acerqué para enterarme, a poder ser, a través de la directora. 
Fuimos Anxo y yo, al entrar nos acercamos al mostrador para identificarnos y allí estaba Lola, que desde que se le descubrió el cáncer había decidido no recibir a nadie, excepto a la familia. Le dije: Tú eres Lola, respondió, “Fun Lola, esto é o que son agora”, realmente había perdido unos 15 centímetros de alto. 
Le explique “o que facía alí”, e inmediatamente vio a la directora que atravesaba el hall del salón y me avisó; la directora nos recibió, no negó lo que estaba ocurriendo y explicó que el fallo era muy costoso y había que traer los tubos y demás material del extranjero. 
A la salida de la entrevista nos estaba esperando, le dije que quizá debía escribir algo para que no se olvidara la director de la promesa de arreglarlo, inmediatamente me dijo que no era el momento, se iban a celebrar las votaciones generales y  entenderían que había ido con otro fin. Exactamente, nosotros sólo habíamos ido por un motivo: ayudar a quitar el frió.
Su sentimiento religioso lo conservó hasta el final, fue monja durante un poco tiempo, pero sus creencias superaban las órdenes religiosas y posiblemente las vivía con más rigor en su vida laica, especialmente el voto de pobreza; quizá no se pueda decir lo mismo del voto de obediencia: por encima de la justicia social y de la libertad de conciencia de la persona, ¡no hay voto! que valga. 
En el fondo defendía que cualquier persona vale más que la más importante de las instituciones. 
En el tema del nacionalismo, tomó su decisión regia de la que no se separó: adoptó y defendió  lengua y costumbres. Era  de tendencia lusista, fue coautora de una gramática gallega, que no aceptaron las autoridades para los colegios. La desanimaron, se dejó hundir en la impotencia. No volvió a escribir. Sin embargo años después, nos avisó de que se estaba constituyendo ¡esculca! que estuviésemos atentos para formar parte. Ella participó en pocos actos.
Debo terminar, alguien debe hacer la historia de  las mujeres de Ferrol en los últimos cien años, hay ya bastante escrito sobre varones, hay que recuperar a las mujeres. 
Del mal genio de Mari Lola todo el mundo hablaba, pero hay dos puntos menos conocidos: el primero su gran capacidad para escribir poemas, poemas intimistas pero durísimos, a mí me leyó los que les había dedicado a Lasa y Zabala detenidos con 18 años de edad, torturados y asesinados en 1983, no me atreví a pedirle una copia, fue una pena. 
Cuando el dolor por algo que ocurría podía con ella, para salir de las tinieblas, escribía poesía. Sería maravilloso recuperar esa obra literaria de su vida, si alguien la conserva. 
El otro  punto era como persona totalmente de fiel en las confidencias, podías pedirle un consejo, primero te hacía un pequeño análisis y después soltaba sinceramente lo que pensaba, te gustase o no. 
Como suele ocurrir: muchas verdades y secretos se pierden en las tumbas.
 

Buenos días, Lola Arribe: paz eterna

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