Socialismo gallego

e dice que la primera condición para que un partido político pueda presentarse con garantías a unos comicios electorales, reside en una buena cohesión interna que evita la distracción en problemas familiares, ajenos a la mayoría de los mortales que van depositar su voto, pues le legitima y le da fuerza para una participación activa en el debate político, haciendo creíbles sus propuestas.
Pues bien, el pasado viernes se celebró la primera reunión del renovado comité provincial socialista de A Coruña que mostró una imagen renovada, no sólo de caras, también de recuperación de un ambiente sereno que propició un buen debate político centrado en los ciudadanos.
Llevábamos años de congresos y reuniones oficiales de los órganos de dirección socialista en los que la deliberación consistía en una cansina auto reivindicación de cada ponente en detrimento y menoscabo del otro. El fracaso era evidente. A quién le interesan las peleas intestinas de un grupo político.
Salvo el verso suelto de un miembro de la ejecutiva de Ferrol, que desafinaba en una orquesta perfectamente acompasada, quizás por no entender las notas de la nueva partitura, todas la intervenciones pusieron el énfasis en la necesidad de unir esfuerzos para intentar convencer a los ciudadanos en las próximas cita electorales, municipales y europeas, de que los socialistas gallegos tienen propuestas políticas para afrontar sus problemas, que son similares a los de la mayoría de los españoles pero agravados, entre otros, por la sangría demográfica que nos está transformando en una sociedad de mayores y, por tanto, con baja tasa de actividad.
Desde el último proceso de renovación interna que se inició en el último Congreso Nacional, con la elección de las nuevas ejecutivas gallega, provinciales y locales, mucho han cambiado las cosas, a mejor. Para muestra esta última reunión del comité provincial coruñés del que nos ocupamos, con una ejecutiva ad hoc que integra las distintas “inquietudes” reconocidas y facilita la implicación responsable de todos en un proyecto común. Distintos nombres, sí, pero mismos apellidos, fruto del trabajo del secretario xeral Valentín González Formoso, su equipo y todos los que lo hicieron posible.
Ahora, sí hay una oportunidad de cambio liderada por los socialistas. Primero en los concellos; luego, en una Galicia encabezada por Gonzalo Caballero.

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