La socialdemocracia y Europa

El último fracaso socialista italiano viene precedido del propio del SPD alemán. Los últimos de muchos otros en nuestro continente, exceptuando Portugal.
Al final de la Segunda Guerra Mundial, los socialistas europeos lograron impulsar un pacto social basado en el trabajo que abrió un largo periodo de desarrollo y bienestar, años conocidos como Los Treinta Gloriosos. Pero todo se vino abajo, marcado por dos  momentos. Uno más remoto, el apoyo occidental a Israel en la guerra árabe-israelí de 1973, la guerra del Yom Kipur, al que los países árabes responden con el embargo petrolero y la reducción de producción que provocó una grave crisis económica. El otro momento, más próximo, es la crisis financiera de 2008 que inicia un periodo, todavía sin fin, de aumento de las desigualdades en el mundo, con más desempleo, pérdida de poder adquisitivo, menos derechos sociales y económicos y alto riesgo de pobreza. En otras palabras, los ricos son cada vez más ricos y el resto cada vez más descapitalizados y deprimidos.
Ante esta situación, los partidos socialistas están despistados, no saben qué responder a los damnificados por las consecuencias de la crisis y actúan erráticamente. Así, la debacle electoral de los socialistas germanos tiene causa probable en la gran coalición alemana del SPD con Merkel. Los resultados de las recientes elecciones amenazan con la ingobernabilidad, y, por eso, aunque la reedición de la Groko fue inicialmente negada por Martin Schulz, este la propuso de nuevo a sus afiliados en un ejercicio de responsabilidad política amparado en la necesidad de la recuperación social, erradicar los brotes de xenofobia y el compromiso de avanzar en la integración europea, a pesar del riesgo de facilitar a la extrema derecha liderar la oposición en el parlamento alemán y de hacer más insignificante al SPD, de los de más solera socialdemócrata europea.
Se echa de menos una acción conjunta del socialismo europeo para dar solución a los problemas de ámbito continental derivados de la globalización. Hoy en día, una mayoría de ciudadanos no percibe que los partidos socialdemócratas sean útiles para resolver sus carencias y, ante el cúmulo de problemas encadenados que les superan, los populistas son el clavo ardiendo al que se agarran sin advertir la inestabilidad y xenofobia que provocan. Por eso, que el socialismo europeo se coordine para dar una salida democrática a la crisis es cada vez más imprescindible.
 

La socialdemocracia y Europa

Te puede interesar