Rentas salariales

unque los datos macroeconómicos dicen que van para cuatro los años desde la salida de la crisis, lo cierto es que a diez de su inicio, los salarios continúan perdiendo peso en la economía, situándose al menor nivel de los últimos 30 años, el 47,29% del PIB. Mientras, las ganancias empresariales crecen a mayor ritmo que los incrementos salariales, a la vez que la brecha salarial sigue aumentando, lo que provoca una elevada desigualdad. Es decir, el crecimiento económico no se traduce en una mejora social. Por eso, bienvenido sea el IV Acuerdo Estatal de Negociación Colectiva 2018-2020 que fija sus objetivos en la creación de empleo, la mejora de la empleabilidad de los trabajadores y de la competitividad de las empresas, así como la lucha contra la economía sumergida.
A nadie se le escapa que estos últimos años aparecieron nuevas formas de relaciones laborales, consecuencia del peso de las nuevas tecnologías en la actividad económica, que facilitan un descenso de las retribuciones con aumento de la precarización. Por eso, este acuerdo es triplemente importante. Primero, porque pretende un salario mínimo de convenio de 14.000 euros. Segundo, porque las patronales reconocen, explícitamente, con su firma, la necesidad de la vigencia de los convenios colectivos durante los periodos de negociación, para evitar la reducción unilateral de salarios si no hay acuerdo. Y tercero, porque insta al Gobierno a negociar con las agentes sociales  un marco de diálogo para la formación y cualificación profesional, basado en la aportación finalista de cuotas. En definitiva, pone en entredicho el núcleo de la última reforma laboral, que de hecho supondrá su derogación en la práctica.
Por otra parte, en una sociedad cada vez más concienciada por la igualdad de género, el pacto propone que el Gobierno de España desarrolle, conjuntamente con sindicatos y patronal, medidas integrales para favorecer la igualdad laboral y salarial entre hombres y mujeres. 
Todavía más. Se insta al acuerdo tripartito entre gobierno, sindicatos y patronal para regular la subcontratación, crear alternativas al despido en la empresa, mejorar el absentismo, favorecer el derecho a la pensión completa de jubilación, luchar contra la economía sumergida y recuperar el contrato de relevo para el rejuvenecimiento de las plantillas.
Por último, no olvidemos que la mejora de las rentas salariales trae beneficios indirectos al conjunto de la economía. Reduce los problemas financieros de las pensiones  vía aumento de la recaudación por cotizaciones y aumenta los ingresos fiscales que redunda en la reducción del déficit público, entre otras cosas.
No será un camino de rosas. Pero parece que algo se empieza a mover.
ramonveloso@ramonveloso.com
 

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