Recimil

o que antes no se invirtió, hay que hacerlo ahora a toda prisa y el Concello de Ferrol, de nuevo, se vuelca con Las Casas Baratas. Nada menos que con 2,11 millones.
Aunque entreverado por el intento del Independientes por Ferrol de Juan Fernández de derribo del barrio para levantar uno nuevo, desde que Manuel Couce llevó las riendas del municipio, hay dos proyectos destacables que cambiaron la fisonomía del barrio, ambos financiados por la Administración General del Estado.
 El primero, del propio Couce, renovó calles plazas. El segundo, de Vicente Irisarri, incidió en los edificios para mejorar la impermeabilidad de fachadas, arreglo de bajantes y aleros además de renovar la imagen con el pintado externo de los edificios. Por cierto, se planificó con una paleta de colores para dar alegría al barrio, no llegándose a realizar por trabas de la oposición del momento. Eso sí, una muestra quedó en la Plaza de Sevilla.
Ahora, bienvenidas sean las nuevas inversiones pero, como siempre, nunca se aborda lo más importante, la regeneración social y económica de la zona.
Estaremos de acuerdo en el deterioro de la convivencia en Recimil, probablemente consecuencia de una errática política de vivienda de la administración local.
Es tradición que cada Corporación entrante se enfrasque en elaborar un censo para conocer el estado de situación de las viviendas y locales comerciales. Si los vecinos están viviendo dentro de la legalidad, si los locales están vacíos, si se pueden actualizar rentas y todo un mar de dudas a   resolver. Ahí se invierten muchos esfuerzos sin resultado práctico alguno, para desesperación de munícipes y ciudadanos.
Parece mentira que ante el problema demográfico de Ferrol no demos un giro de 180º a la política local de vivienda. Pocos ayuntamientos disponen de un parque de vivienda pública municipal como esta ciudad para actuar en ese ámbito. Son más de mil viviendas disponibles para fijar población, alquiler a jóvenes así como muchos locales vacíos a disposición para dinamizar el barrio y, por tanto, la ciudad.
Ahora mismo, en el Concello no hay un equipo con recurso humanos y presupuesto dedicado exclusivamente a la gestión del barrio. Únicamente, el departamento de patrimonio se encarga de elaborar el padrón fiscal para el cobro de recibos a los inquilinos y resolver la inercia de contratos que se generan. Ahí se acaba todo.
Es hora de empezar a tomárselo en serio creando una estructura adecuada con dotación económica para impulsar la gestión de vivienda pública municipal. ¡Qué nuestros ojos lo vean!
ramonveloso@ramonveloso.com

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