No jugar con fuego

Afortunadamente, las lluvias llegaron, bien es verdad que con retraso, pero aquí están. Si cayeran unos días antes, se evitarían tragedias humanas y medioambientales representadas por cuatro muertes innecesarias, incendios de viviendas y miles de hectáreas arrasadas por los fuegos.

No queda otra que encomendarse a las borrascas cuando el Presidente de la Xunta arroja la toalla al reconocer la incapacidad de su gobierno para afrontar los incendios que están arrasando Galicia, además de inventarse un enemigo incierto contra los gallegos.

Me viene a la memoria aquel Feijóo con zapatitos de paseo, arremangado sosteniendo una manguerita en algún lugar de Pontevedra, allá por el año 2006, que ponía a pan pedir al gobierno Touriño acusándolo de improvisación política contra los incendios.

Pues mira tú por donde, resulta que ahora el pobre Presidente nos pide resignación, encomendarnos a Dios para que traiga la lluvia y, por supuesto, se le llena la boca denunciando una trama incendiaria contra Galicia. Sólo le faltan unas convincentes lágrimas “fraguianas”. Por cierto, igual que cuando criticó al Vicepresidente Quintana por una foto marítima en compañía de un empresario gallego mientras él mismo navegaba con amistades peligrosas. Espero que la actual oposición no imite aquel comportamiento demagógico de Núñez Feijóo.

 Cada día tiene su afán y hoy toca preocuparse por las víctimas mortales, ocuparse de los que perdieron sus propiedades y poner todos los medios para que esta oleada de incendios acabe lo más rápido posible.

Luego, vendrá el tiempo parlamentario para pedir explicaciones sobre la política de prevención, la organización de medios de extinción así como la evolución de la dotación presupuestaria asignada las mismas.

Por último, les propongo reflexionar sobre la necesidad de un pacto político por el territorio para abordar en serio la lacra incendiaria.

Es difícil creer la existencia de una trama organizada de la que desconocemos quiénes son, para qué incendian, cómo está estructurada o cuántos detenidos hay por pertenencia a banda criminal.

Seamos serios, el monte arde por motivos muy diversos, desde el propio abandono, pasando por costumbres agrícolas, ganaderas y cinegéticas o causas naturales hasta la actuación de algún pirómano aislado, por supuesto. Revertir el abandono del medio rural, una planificación y gestión forestal sostenible y políticas de prevención requiere del consenso político en Galicia.

ramonveloso@ramonveloso.com

 

No jugar con fuego

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