Medio siglo del mayo del 68

Próximos a terminar los Treinta Gloriosos, años de crecimiento y desarrollo social, fruto del pacto social europeo al final de la Segunda Guerra Mundial, los septuagenarios de hoy, veinteañeros de aquella, protagonizaron el mayo francés, extendido con diferentes connotaciones al resto del mundo, desde las protestas californianas por la Guerra de Vietnam hasta la Primavera de Praga, pasando por la matanza de la plaza de Tlatelolco en México o las protestas antifranquistas universitarias españolas.
A primera vista, parecería que todo terminó con la llegada de las vacaciones de verano para los estudiantes franceses y las elecciones celebradas a continuación, con victoria gaullista. Nada más lejos de la realidad. Fiel al grafiti francés de la Ciudad Universitaria “cambiar la vida. Transformar la sociedad”, lema del movimiento, muchas cosas se modificaron desde entonces.
El proceso iniciado en enero del 68, en la Universidad de Nanterre, con su periodo central en la “Semana Rabiosa”, que comienza allí mismo el 2 de mayo, que lleva al cierre de La Sorbona y culmina el día 15 con el encierro en Renault de 200 obreros jóvenes, cambió para siempre la manera de entender la realidad.
En primer lugar, reflejó el papel principal de la juventud en las nuevas luchas políticas y sociales. Luego, los Acuerdos de Grenelle, firmados en pleno mayo, cambiaron la manera de entender los pactos sociales entre gobiernos, patronales y sindicatos, aunque fueron rechazados por las bases sindicales. Y lo más importante, la originalidad de un nuevo movimiento, sin sectarismos, transversal a estudiantes y trabajadores, que logró un eco del que nunca gozaron las organizaciones políticas y sindicales tradicionales. Nuevas posiciones ante la sexualidad, el feminismo, el trabajo o la preocupación por los problemas del antaño llamado Tercer Mundo se abrieron paso. Nacieron los Movimientos Sociales modernos.
Las reflexiones de Daniel Cohn-Bendit, Jean-Paul Sartre y Herbert Marcuse en un pequeño libro recopilatorio de Mario Pellegrini, “la imaginación al poder”, exponen perfectamente lo que supuso el movimiento de mayo. 
Esta semana, cincuenta años después, venimos de celebrar un Primero de Mayo con un evidente declive del peso de los sindicatos, al igual que el de los partidos políticos tradicionales, desplazados por unos movimientos sociales con capacidad de movilización social superior a aquellos, quizás por la inutilidad de respuestas viejas a problemas transversales que aquejan a la sociedad actual: paro, precariedad laboral, pensiones, desigualdad, pobreza o problemas medioambientales.
¿Qué se anticipa? Estemos atentos.
 

Medio siglo del mayo del 68

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