Maestros en cinismo

A hora, resulta que nos enteramos que, hace unos años, los políticos treintañeros con posibles se dedicaban a inflar sus currículos en el mercado de títulos expedidos por alguna institución a cobijo de la organización universitaria. Parece ser que estas entidades docentes  tenían un doble rasero para la asistencia y la calificación: unos, los esforzados alumnos exigidos por la lógica presencia en las aulas y la valoración de pruebas y trabajos que requiere cualquier actividad de postgrado, con mucho sacrificio personal; otros, los ocupados aspirantes al poder, eximidos de concurrencia y aceptándoles unos papeliños sucedáneos de la seriedad de exámenes y tareas. ¡Cómo iban los pobres estar para cosas tan sesudas! Oiga, que se estaban preparando por España. Y Dios sabe a cambio de qué.
Si estos pollos son los que algún día tomarán las riendas del país, aviados vamos. No sé si serán conscientes del daño que hacen a la credibilidad del sistema democrático, especialmente, cuando estamos en un momento histórico agobiado por los populismos a consecuencia de la crisis económica que se llevó todo por delante.
Con ese descaro, les daba igual poner en entredicho no solo nuestro modelo de convivencias, también las propias instituciones educativas. Claro, pensaban que nunca iban a ser pillados. Solo consuela escuchar a los rectores de las universidades españolas, abochornados por el espectáculo de mercantilización de másteres y a los discentes indignados por la rebaja en la valoración de su formación.
Una vez los jueces sentenciaron la corrupción política, parecía que empezábamos a pasar página para que nuestros gobernantes se dedicaran a tiempo completo a las complejas tareas que España tiene por delante. Pero, no. Con este panorama, queda en el aire conocer cuál será el siguiente atranco. Estén seguros, lo habrá.
Recurrentemente, las encuestas afloran la falta de credibilidad de nuestros políticos, algo que parece no importante a la direcciones de los partidos, más preocupadas en sacar ventaja del problema del adversario que en buscar soluciones al conjunto del propio sistema de partidos, básico para el funcionamiento de las instituciones democráticas. Es evidente que sus organizaciones internas dejan mucho que desear.
Ante esta situación, que mejor que salgan a la luz los nombres de todos los matriculados, cursar ya sería mucho, en los másteres impartidos por las instituciones puestas entredicho y que gozaron de trato de favor, dispensándoles, graciosamente, de la obligatoria presencia física y aceptándoles pulpo como animal de compañía.
ramonveloso@ramonveloso.com
 

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