Infraestructuras sanitarias

Andamos estos días a vueltas con los problemas demográficos de Ferrol. En medio de la  desesperación, se producen tres hechos esperanzadores, el inicio de la operatividad del puerto exterior con una ruta regular, el salto cualitativo en la eólica marina de Navantia y se retoma el desarrollo del plan director de atención especializada en el Área Sanitaria de Ferrol, una vez reconocido su déficit de infraestructuras. La operatividad de la rada marcará un salto cualitativo de Galicia en la logística internacional y el desarrollo de las energías renovables ligadas al naval es ya una realidad. Ambas supondrán para esta zona riqueza y empleo. Y no es menor la oportunidad que abre la mejora de las dotaciones sanitarias.
El plan director presentado, a desarrollar en varias fases por importe de ochenta millones de euros, actualización del redactado años atrás por el mismo estudio de arquitectura, llena el vacío de casi doce años desde que hacia 2005 acabaron las obras de la primera etapa de reformas del hospital Arquitecto Marcide para la mejora del ala norte, instalaciones y accesos. Una vez despejada la ahora llamada primera fase del plan, realmente es la segunda, seamos conscientes de su importancia gracias al triple efecto positivo de estas inversiones sanitarias.
Dos inmediatos. Una vez entren en funcionamiento las nuevas instalaciones, mejorará la cantidad y calidad de servicios sanitarios para los vecinos del ámbito territorial de la sanidad pública ferrolana, a la vez que se creará empleo directo, para atender las nuevas dotaciones, e indirecto por el efecto multiplicador de la inversión en sanidad. Otro tercero más mediato, consecuencia de los dos anteriores, es el incremento y consolidación de población y la creación de riqueza.
Por último, los alcaldes del Área, especialmente el de Ferrol, necesitan concienciarse de que las infraestructuras sanitarias requieren de una red adecuada de transporte urbano y metropolitano para facilitar el acceso de los vecinos a las instalaciones de atención especializada. También, deben coordinarse con la Xunta para garantizar la continuidad de las fases del plan y quizá sea hora de que reivindiquen la lógica incorporación de los siete mil habitantes de Vilarmaior y Miño a la organización sanitaria ferrolana para mejorar su masa crítica y descongestionar la de A Coruña.

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