¿Hasta cuándo?

Este mes, se cumplen 9 años del inicio de guerra siria, derivada de la protesta popular en contra de Bashar al-Ássad, al amparo de la Primavera Árabe, causante del desplazamiento de más de 6 millones de personas, el 30% del total de 22 millones de la población del país.

Los expulsado de su patria están repartidos por todos los continentes, aunque la mayor parte se situó en su vecina Turquía, acogiendo a casi 4 millones de refugiados, en su otrora ocupado Libano con 1,5 millones, en Jordania con 1,2 millones y Alemania con medio millón de expatriados. Además, ya van medio millón de muertos y 2 millones de heridos.

Como decía, aquella protesta civil derivó, inicialmente, en una guerra civil entre las fuerzas armadas sirias y la oposición para más tarde internacionalizarse el conflicto, provocando estos días un nuevo éxodo de un millón de ciudadanos a consecuencia de las hostilidades entres fuerzas turcas y tropas de Bashar al-Ássad por el control de Idlib, estas amparadas por Rusia. Los actores directos o interpuestos dan idea de la gravedad de la situación, al ser el país otomano miembro de la OTAN.

A causa de esta última escalada militar, vuelven a reproducirse los problemas en las fronteras de la Unión Europea por la decisión turca de presionar a Europa Occidental situando a miles de refugiados sirios en los límites de ambas zonas, dice que para hacer comprender a Bruselas la necesidad de no desentenderse del conflicto migratorio. Recordemos que la Unión aporta 6 millones de euros, a justificar, para mantener a los refugiados dentro del país euroasiático, aportación usada por Erdoğan como salvoconducto para demostrar que sus incursiones sirias no son un movimiento de ocupación, sino de defensa propia.

Al final, quien sufre es el pueblo sirio. Ahora, empujado por el gobierno turco a las fronteras griegas de la Unión y esta impidiendo la entrada en su territorio. Se pueden dar muchas explicaciones, hasta razonables, pero es una falta de solidaridad humana no acoger, los unos, a quienes huyen de la destrucción y, los otros, utilizarlos como moneda de cambio. Volvamos a recordar que en la crisis migratoria de 2015, dos tercios de los llegados a Europa eran sirios.

No es verdad el exceso de extranjeros en el continente, son solo el 7% cuando en USA son el 13% o en Canadá el 20%, países del primer mundo ayudados a crecer por sus inmigrantes.

No sé cómo se resolverá la crisis, pero la UE no puede dar la espalda a los desplazados por la miseria de la guerra. Antes, los fuimos nosotros y, aunque fuera solo por eso, deberíamos cambiar de actitud.

ramonveloso@ramonveloso.com

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