Europa y las migraciones

Es fácil ver la paja en el ojo ajeno y no percatarse de la viga en el propio. Teníamos el foco puesto en la política de fronteras cerradas de Trump y resulta que teníamos revuelta la familia europea.
Una rápida actuación humanitaria y de solidaridad española puso fin al ignominioso peregrinaje del Aquarius, perteneciente a la misión SOS Mediterráneo en aguas libias, y dejó al descubierto la disparidad de criterios y acciones entre los países de la Unión Europea para atajar la crisis crónica de migraciones que se producen a lo largo de todo el Mediterráneo.
A pesar de dejar atrás la llegada de cifras millonarias de expulsados de Oriente Próximo y África del año 2015, ocasionadas por las guerras, la hambruna, las persecuciones o el terrorismo, hoy en día, se sigue produciendo un goteo continuo de personas que huyen de sus lugares de origen, intentando atravesar el Mediterráneo, último obstáculo, para refugiarse en Europa.
Consecuencia de la última crisis económica, en muchos de los estados de nuestro continente gana peso una ola de populistas que fomentan el miedo hacia los desplazados. Lo confirma el Eurobarómetro de primavera, que sitúa a la inmigración como el principal reto al que se enfrenta la Unión Europea en la actualidad para el 38% de los encuestados.
Así, en Alemania e Italia, los que más refugiados reciben, se están incubando actitudes xenófobas en sus gobiernos, provocando su inestabilidad. Efectivamente, el ministro de Interior alemán ha dado un ultimátum a Merkel y tiene intención de endurecer las condiciones de acceso en frontera si la canciller no logra un acuerdo europeo sobre migraciones, lo que se llevaría por delante a su ejecutivo. En Italia, la coalición entre la neofascista Liga Norte y el populista M5S está empezando a hacer aguas por la crisis del Aquarius y por la intención de Salvini de expulsar a los  gitanos.
Por eso, en este contexto la decisión española de recibir al Aquarius es un soplo de aire fresco que puede ayudar a encauzar una solución europea. Dada la dimensión del problema, Juncker convocó para el próximo domingo a ocho Estados miembros, España entre ellos, a una cumbre informal sobre inmigración, previa al próximo Consejo Europeo, para buscar y acordar soluciones.
No nos cansemos de recordar que Europa no es solo un mercado único. Antes que nada, es un proyecto de paz, bienestar y solidaridad. Por lo tanto, los problemas de las migraciones hay que abordarlos conjuntamente, incluso poniendo los medios para resolver los conflictos en los países de origen, lejos de la opinión de algunos dirigentes europeos que defienden que cada país resuelva sus problemas.
ramonveloso@ramonveloso.com
 

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