Europa se pone en hora

Los ciudadanos de los países miembros de la UE participaron en una macro encuesta para conocer su opinión sobre los cambios horarios y se decantaron mayoritariamente, el 84%, por acabar con ellos. Este martes, el Parlamento Europeo acordó mayoritariamente, mediante votación con abstención de socialistas y populares españoles, una iniciativa de la Comisión para que en el año 2021 los países de la Unión dejen de cambiar la hora dos veces en el año y adopten un único horario anual. Ese año, el cambio en otoño lo harían solo los que decidan permanecer con el horario de invierno. 

Eso sí, la cosa va para largo. Poner de acuerdo a los 28, incluido el Reino Unido, es una tarea lenta y agotadora, debido a los distintos intereses, aquí también, de cada uno de ellos. Unos, los del sur de Europa, quieren un horario con más tiempo de sol para el turismo. 

Otros, los del norte quieren el horario de verano por otros motivos. Y los gallegos podemos quedar colgados de la brocha si España decide mantener el horario de verano sin regresar al huso horario que nos corresponde, el de Greenwich, como Portugal y las Islas Británicas. Estaríamos abocados a ir dos horas adelantados al horario solar y condenados a la penumbra hasta bien entrada la mañana, casi a la hora del recreo escolar de nuestros pequeños.

Todo parece muy simpático e inocente, pero no lo es tanto. La sociedad de consumo nos quiere ver el mayor tiempo posible dentro de su proceso sinfín de comprar, desechar, volver a comprar, volver a desechar, una rueda que no se detiene, facilitada por los cambios horarios que se iniciaron en 1973, justificados en aquel momento para reducir la factura energética.

Ahora bien, conciliar las querencias comerciales con el saber científico a veces se vuelve complicado. Sin ir más lejos, estos días en una entrevista radiofónica, escuché el discurso coherente de un físico español, aunque lejos de las respuestas con titulares que pretendía el desesperado periodista. Venía a resaltar la importancia de seguir el ritmo de la naturaleza, levantarse al alba y acostarse al caer la noche ya que los husos horarios bien pueden ser saltados por la política comercial de cada país, algo que pude comprobar en un reciente viaje a Londres.

El sentido común nos debería llevar a que dentro de dos años España vuelva al huso horario que le corresponde, retrasando el reloj una hora, y que en otoño de 2021 volvamos al horario de invierno para acompasar nuestra vida al equilibrio del planeta. Ojalá, pero me temo que es una quimera.

ramonveloso@ramonveloso.com

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