Espacio vacío

Dime con quién andas, y te diré quién eres. El refranero español es muy rico, a la vez que sabio, aunque parece que el pobre Casado lo consulta más bien poco porque actúa como Abascal y se está transformando en un patético remedo de este.

No sé a ustedes, pero a mí el debate de investidura me dejó bastante preocupado debido a la desaparición del discurso de centro derecha en el Hemiciclo. Y lo peor de todo, no sé quién lo recogerá, pues hasta los antes liberales de Ciudadanos semeja que perdieron el norte definitivamente. A ver si su próximo Congreso refundacional los vuelve a la cordura, por el bien de todos. Hasta por el bien de los populares, ya echados en brazos del discurso ultramontano de Vox, que, por si a alguien le quedaban dudas, se quitó su disfraz democrático y reivindicó sin sonrojarse a los golpistas del 36 intentando apropiarse descaradamente del constitucionalismo democrático del 78 como si fuera un trasunto continuo del franquismo.

Creo que no exagero. El lenguaje en el debate, las manifestaciones en las calles aledañas al Congreso, las apelaciones al transfuguismo, pasando por las presiones con amenazas y terror, es decir, el matonismo para cambiar el voto decido personificado en el diputado Guitarte, a quien Interior puso protección policial, hasta el intento de ilegitimidad de la investidura de Sánchez realizado por PP, Vox y Ciudadanos son propios de la extrema derecha. En esas andamos.

Me pregunto cómo se llevarán a cabo las reformas imprescindibles de este país que requieren de una mayoría cualificada de las Cámaras y cómo se abordará el problema catalán sin un amplio consenso político que lo ampare liberado de futuribles recursos que lo hagan naufragar, cuando el centro derecha en el Parlamento es un espacio vacío. Hoy por hoy, no veo a los populares volviendo a ese lugar y, aunque Ciudadanos regrese a él, no es suficiente. Me temo que aún queda un largo tiempo para gozar de una correlación de fuerzas en el Parlamento suficiente para llegar a acuerdo políticos de calado.

Por eso, escuchado el programa de gobierno del Presidente Sánchez en su discurso de investidura, aunque son muchas las cosas que suenan bien, nos podríamos dar con un canto en los dientes si esta legislatura agotara su mandato de cuatro años, señal inequívoca de cohesión del primer gobierno de coalición desde la restauración democrática, repusiera derechos sociales y económicos perdidos, pusiera las bases de solución al conflicto de convivencia en Cataluña, se acordara la financiación de la Comunidades Autónomas y, por supuesto, que vuelvan al redil liberal los que lo abandonaron. Los necesitamos allí.

ramonveloso@ramonveloso.com

Espacio vacío

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