Elecciones necesarias

En democracia, es exigible al que ostenta el gobierno querer y tener la iniciativa política para proponer, consensuar y liderar proyectos, pero a la vista de los affaires de Cataluña, Madrid, presupuestos, financiación territorial, pensiones, educación, empleo, I+D+I, política energética,... entre otros muchos que continúan sin resolverse, además de la mil veces negada reforma constitucional, no sé si nuestro ejecutivo la quiere, ya que tener no la tiene.
Estaba escrita la amortización política de Rajoy al comienzo del proceso de elecciones repetidas por la incapacidad de formar gobierno. Si llegó hasta aquí, es porque el conjunto de la oposición estaba en proceso de recomposición, bien por la eclosión de nuevas formaciones políticas, bien por la reorganización de otras. Y, claro está, en estas situaciones quien está en el poder sale beneficiado.
Ya entonces, se sabía de su incapacidad para afrontar las situaciones inéditas a las que se enfrentaría España. El tiempo así lo confirmó. Sólo contribuyó a enquistarlos, incluso empodrecerlos, lo que dificultará las posibles soluciones.
Siguiendo la jerga meteorológica actual, estamos inmersos en un tren de borrascas. La última, el indecente caso Cifuentes. Desconozco cómo se resolverá, pero es una muestra más de las maneras de hacer, poco edificantes, de un partido político que tiene detrás de si muchos simpatizantes, aunque cada vez menos, bien es verdad. 
Ya no es creíble que es el caso aislado y personal sin conexión con su partido. Son una continuidad de sucesos atropellados para tratar de instrumentalizar las Instituciones políticas y administrativas en beneficio de un partido y, por supuesto, de muchos de sus dirigentes. 
Mariano Rajoy no puede abstraerse de la actuación del Partido Popular, un partido, hoy en día, hecho a su imagen y semejanza. Nadie duda de su destreza para ganar elecciones, aunque hoy los tribunales de justicia están demostrando que el PP estaba dopado, como los deportistas tramposos. De igual modo, todos sabemos de su resistencia, de su facilidad para mirar para otro lado y subsistir. Pero, también, muchos dudamos de su talento político para llevar la iniciativa y proponer soluciones al rompecabezas político español.
Hasta aquí hemos llegado. No se empieza a ver otra salida a este Vía Crucis que unas elecciones. A día de hoy, las otras fuerzas políticas están en mejor situación para afrontarlas y poder iniciar un cambio imprescindible para recomponer el país y recuperar la convivencia, que a fin de cuentas es lo más importante.

Elecciones necesarias

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