Barrios nuevos, servicios viejos

Parece ser que la Corporación ferrolana estaba preocupada porque a nuestros mayores los iban hacinar en el mundo salvaje de O Vinculeiro y O Boial. Desde esos lares quieren tranquilizarla. Reciben bien a sus conciudanos y, además, los abuelos estarán rodeados de gente joven y muchos niños que, sin duda, ayudarán a que en sus caras se les dibuje una sonrisa.

Afortunadamente, O Vinculeiro quedó aliviado porque las cosas parecen volver a su sitio. Así, la futura residencia pública de mayores retorna a O Boial después de realizar un viaje imaginario de ida y vuelta a O Bertón. Eso sí, esperemos que el inicio de las obras no se demore más de lo necesario para que, una vez entre en funcionamiento, ayude a impulsar este nuevo barrio ferrolano nacido hace apenas una década.

Su actividad gira en torno a Parque Ferrol, quien extiende su influencia hasta A Terra Chá, a escasos treinta minutos de Ferrol. Pero claro, fuera de la actividad comercial se sufre el frío de la ausencia de servicios públicos.

Al ser un barrio de nueva planta, la intención del proceso urbanizador no se limitó a levantar viviendas y abrir calles. Se preocupó de reservar áreas públicas para la dotación de servicios, sean colegios, centros de salud, parques públicos o áreas deportivas, hasta residencias para la tercera edad.

Fruto de la especulación urbanística, la promotora de viviendas de O Vinculeiro huyó dejando a cientos de vecinos, literalmente, a dos velas. Incluso, el concello, aleccionado por ínclitos asesores, se embarcó en pleitos para intentar resarcir las deudas tributarias de la promotora con los cuatro duros de los vecinos que compraron las viviendas. Menos mal que la Justicia lo impidió.

Aún más. El loable intento del concello para obligar al promotor a terminar correctamente la urbanización se volvió en contra de los vecinos debido a la despreocupación por las dotaciones municipales que se traduce en parques públicos e instalaciones deportivas desaparecidas en medio de la maleza, en desidia en el mantenimiento de calles e, incluso, el coste generado por las roturas de tuberías generales de abastecimiento de agua lo asumen los propios vecinos. ¡Qué baje Dios y lo vea!

Por eso, no es de extrañas que los moradores de las antiguas tierras del Pazo do Monte estén felices con la rectificación municipal. Por supuesto, desean que el Bertón se llene de vida pero no a costa de ellos. No puede crecer un barrio en detrimento de otros.

A propósito, para modernizar sus instalaciones, ¿la comisaría de Policía Nacional no debería tener una parcela reservada en O Bertón? Pues eso.

ramonveloso@ramonveloso.com

Barrios nuevos, servicios viejos

Te puede interesar