Es ciudad para viejos

Permitidme parafrasear el titulo de aquella magnifica película, dirigida por los hermanos Cohen, “No es país para viejos”, ganadora de cuatro “Oscar” y que significó la consagración en Hollywood del actor Javier Barden. No es necesario aclarar que el titulo de mi columna se está refiriendo a la ciudad de Ferrol, cuando digo que lo es para viejos. Y que nadie se rasgue las vestiduras por esta afirmación, ya que se puede constatar con datos objetivos y con observación directa de quien quiera averiguarlo. Desde que he vuelto a residir en mi ciudad natal, donde me siento muy cómodo e integrado, he comprobado la cruda y dura realidad de la pérdida de 30.000 habitantes. Tampoco cabe la menor duda de la decreciente curva de nacimientos, con el contrapeso del aumento de la edad de sus moradores. La cruel demografía ferrolana está ahí, sin paliativos. Somos una ciudad de viejos. Observo que en la mayoría de los actos sociales y culturales, e incluso, lúdicos, estamos presentes los ferrolanos de mayor edad, con notable ausencia de nuestros jóvenes. Pondré varios ejemplos: hace pocas fechas, se convocaba una concentración para manifestarse a favor de la defensa de las pensiones públicas en la Plaza de Armas. Allí estábamos más de tres centenares de personas, la inmensa mayoría ya jubilados, y que, por fortuna y pese a muchos, seguimos percibiendo nuestras pensiones. En realidad, deberían de ser los jóvenes los que tendrían que movilizarse ante el negro futuro que se dibuja en cuanto al cobro de sus futuras pensiones. O ya se han rendido de antemano o es muy difícil de entender su ausencia. Para referirme a la falta de jóvenes en los actos culturales, quiero remontarme cincuenta años atrás. Entonces, aun en época de la Dictadura, los jóvenes ferrolanos, “luchábamos” y estábamos en “primera línea de combate” en pro de obtener nuevas instituciones culturales, libres y democráticas, en contraposición a la “cultura oficial” del régimen, imbuida en la “formación del espíritu nacional”. En esta época comenzaron a surgir nuevas entidades culturales, de mano de muchos jóvenes, tales como el Cine Club “Concepción Arenal”, la Sociedad Artística Ferrolana, Grupos de teatro independientes, etc. Claro que eran otros tiempos, pero allí estábamos, aun a riesgo de ser llamados a capítulo por los poderes públicos. Hace unos días, pregunté a un joven ferrolano, acerca de la ausencia de la juventud en los actos e instituciones sociales y culturales, y me respondió: “Es que, en realidad, no nos sentimos identificados con los dirigentes de estas sociedades, muchas veces están mediatizadas por actitudes políticas de tendencias dispares, y nos sentimos utilizados.” Esta respuesta me hizo reflexionar. Es cierto que las circunstancias políticas, sociales, económicas, etc., de este país ha cambiando muy sustancialmente. Y es verdad que buena parte de la juventud está muy desmotivada y, en cierto modo descorazonada, en cuanto a que puedan influir en cambio alguno. Esto es responsabilidad nuestra también. Este “viejo” de 68 años, que aun se siente “joven”, seguirá ahí, en primera línea de la lucha cultural ferrolana.
 

Es ciudad para viejos

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