NO MOLESTEN

El gran relato de lo digital, la última vuelta de tuerca del sistema financiero. Convencernos de que si el sistema bancario no se mete de pleno en lo digital, cajeros, banca móvil, no es rentable. Así nos enfrentamos a un doble rasero y discriminación, los que se enfrentan a la máquina para pagar sus recibos, lo que podemos llamar la banca a la intemperie y los que son merecedores de sillones, la banca de salón. Estos últimos pueden todavía recordar el lado humano del asunto financiero, mientras que aquellos, la inmensa mayoría, estarán a merced de la técnica para el cobro de comisiones, fallos de devoluciones, etc., es decir, aquellos llevarán el cartel de “no molesten” puesto en su cuello. 
Lo digital supone rentabilidad para los bancos porque se deshacen del lastre de lo humano, de cualquier resto de trato o de negociación, de reivindicación de derechos, así como también de personal. El negocio está servido. Todos los anuncios están ahora volcados a la telefonía móvil, el pago a través del móvil de los recibos o consumo. Todo adobado con independencia, libertad, un gesto ligero que nos permitirá “dominar el mundo”. De lo que se trata es de que no veamos el dinero, de que nos convirtamos en seres de consumo, y perdamos de vista el sucio dinero, que no lo toquemos, que seamos mensajeros entre la empresa, nuestro sueldo y el banco. Unos, los pocos, negociarán comisiones y los demás la mayoría, los molestos, se las arreglarán con la máquina. 
Como no podía ser de otra manera el postre es el rostro humano, la precariedad laboral de jóvenes mal pagados que buscan el refugio de su vida. Máquina a cambio de cola: si no quiere esperar la cola ahí tiene el cajero. Solo hay que ver como tratan a la gente mayor que asustados por tanta máquina, se desconciertan ante números incomprensibles, que les señalan su puesto en la cola. No nos equivoquemos, la rentabilidad del banco va siempre en contra de nosotros, los nuevos colaboracionistas: el futuro de jóvenes universitarios y su precariedad laboral que sucumben ante el espejismo de un futuro del que ellos no son culpables.

NO MOLESTEN

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