FILOSOFÍA DE VERANO

Acostumbrados como estábamos a que la filosofía es el amor a la sabiduría que nos enseñaban en el bachillerato, encontrar alguna otra definición lejos de ésta aparentemente tan bonita y tan navideña no deja de ser sorprendente. 
Sospechaba que no se sabe por qué,  detrás de un lenguaje oscurecido, rondaba una diferencia cada vez más grande entre pensamiento y vida. Es como si en algún momento algo se hubiera roto, separado o algo se nos hubiera arrebatado. 
La definición escolástica con la que nos habían educado no llegaba a ningún corazón, solo se bañaba a través de los siglos en aguas conocidas o calmas, demasiado tranquilas. Así,  en unas hojas amarillentas por el sol que atravesaba unos ventanales a modo de lupa encontré una entrevista con Julien Coupat que realizó el periódico Le Monde el 26 de Mayo de 2009, había sido detenido el 11 de noviembre de 2008, acusado de “asociación de malhechores con vocación terrorista”. 
De esos seis meses en prisión, sale una entrevista que no tiene desperdicio. La definición de filosofía que sale a través de las rejas de la prisión, a alguien así es imposible encerrarlo, es la siguiente, para no esperar más: “La filosofía nace como luto parlanchín de la sabiduría original”. 
Cómo se puede decir en tan poco espacio tanto. Y por si fuera poco sigue un poco más agarrándonos por los pelos, sin tocarnos: “Platón entendía ya la palabra de Heráclito como fugada de un mundo extinto”. 
Quizás todo esto no sea excesivamente original, pero sí lo es dicho con tan pocas palabras. La filosofía nace para acompañar el entierro del mito, y para eso necesita las palabras, no se puede estar callada, es decir, ya no ha callado nunca. 
Para Coupat al intelectual lo define “el foso que separa, en él, la facultad de pensar de la aptitud de vivir”. O sea, que la filosofía está de luto por la sabiduría, o lo que es más grave, qué es lo que hay que saber. El mundo en pedazos. 
Voy a quedarme quieto este verano, como todos, a ver si algo de sabiduría me alcanza y puedo empezar a juntar pedazos de este mundo tan estúpidamente diverso, prometo no encender la televisión, al menos será un paso.
 

FILOSOFÍA DE VERANO

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