Pedro resucita con fuerza

Amedida que avanza el nuevo año el devenir político se densifica y da la impresión de que los españoles se embarcan con mayor ímpetu en ese movimiento general. La actualidad contribuye mucho a ello: la sentencia del caso Nóos, las consecuencias del congreso de Podemos, el fuerte resurgimiento de Pedro Sánchez como alternativa dentro del PSOE, el escándalo del presidente de la comunidad murciana, los atisbos de diálogo y negociación entre el Gobierno Rajoy y la Generalitat... Me quedo hoy con Pedro Sánchez y su giro vertiginoso a la izquierda “por una nueva socialdemocracia”, que coloca al ex secretario general en una casi inesperada resurrección y a la posible tercera candidata a las primarias socialistas en una opción en declive, parecido caso al de Patxi López. Sánchez se rodea de figuras de prestigio de las últimas décadas de la historia socialista que sin duda pueden ayudarle mucho en la dramática contienda que se avecina, como son los casos de Félix Tezanos, Josep Borrell, Margarita Robles, Cristina Narbona o Manuel Escudero.
Estas novedades socialistas pueden ir cambiando la perspectiva de la izquierda desde un actual predominio de Podemos a una recuperación del protagonismo del PSOE, algo que puede favorecer a ambas formaciones y al conjunto de la izquierda en este país. No voy a repetir lo de que la izquierda no tiene más camino que el de la unidad... Con algún riesgo, como el del choque Pedro-Pablo, que tampoco se puede descartar. Lo que ahora se perfila también, en palabras de Sánchez, es una alianza de progreso con Podemos y los sindicatos, aunque por su nombre no cite al nuevo partido. A esos dos líderes se les supone escarmentados de los numerosos errores cometidos en el proceso de los dos últimos años. Pablo ha pecado de prepotencia y Pedro pecó de inseguridad y falta de firmeza. No será por falta de advertencias por parte de muchos que lo veíamos claro. Si se van confirmando estas impresiones, el panorama se iría clarificando. Si en las primarias socialistas gana Sánchez, adiós a la famosa “triple alianza”, que alienta Javier Fernández, y hola a la unidad de la izquierda más o menos, que tampoco quiero exagerar.  

Pedro resucita con fuerza

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