No volver a los errores

El debate de investidura ha servido también para calibrar la calidad intelectual, política y humana de los personajes principales de los partidos. No me puedo resistir a destacar la calidad de Gabriel Rufián, el portavoz de ERC, que ha brillado como nunca. Ha demostrado ser un primer espada en todos los aspectos reseñables, cosa que se apreciaba en el silencio, la atención y el interés de los presentes. Pero el catalán ha demostrado también ser un hombre lleno de bondad y respetuoso con sus adversarios.

Se merece un puesto más destacado en el escenario político y, tratándose de un hombre del independentismo, podría desempeñar un papel de gran utilidad en ese campo. Haría un papel extraordinario como máximo dirigente del sector, desde donde seguro que contribuiría a la solución del problema más difícil de la política española. No sé si estaré exagerando pero no tengo motivo para hacerlo. El mundo de la política necesita este tipo de personas como ningún otro.

El máximo dirigente de Ciudadanos, Albert Rivera, me produjo un impacto distinto, porque distinto fue su comportamiento. Ese partido anda cada vez más descarriado y eso repercute negativamente en la rentabilidad política del conjunto. A Rivera le ha sucedido lo contrario que a Rufián: con el paso del tiempo ha ido para atrás. Me acuerdo de hace cuatro años y de cuando pactó con Sánchez, tiempo en que era un político mucho más positivo. Yo le enviaría el mensaje de que reflexione y trate de rectificarse. También le digo que no tengo ningún interés personal que influya en mis apreciaciones.

El debate de investidura ha servido también para calibrar de nuevo las condiciones políticas de Iglesias, que se ha equivocado con su actitud ante Sánchez, pero que ha demostrado que es el número uno de la política española: decir esto es reconocer la realidad, pues tampoco en este caso me dejo llevar de ningún sentimiento. Lo que pido a los demás es que también intenten una actitud general de imparcialidad pues nos jugamos mucho.

Tengamos paciencia y esperemos que nuestros políticos recapaciten para no volver a incurrir en errores y situaciones como los de esta primavera-verano y que el regreso en el otoño marque el comienzo de una nueva y positiva etapa. Entre otras cosas, para resarcirnos de los disgustos y sinsabores de los últimos meses. Más que un ruego es una exigencia, en la que creo estar acompañado por la inmensa mayoría de mis compatriotas.

No volver a los errores

Te puede interesar