¿Cuándo empezamos?

Nos encontramos en estos días con un PSOE tripartito, tras el anuncio de que el nombre de Susana Díaz se une a los de Sánchez y López para competir en sus primarias, y con un Gobierno catalán y un PdeCat en equilibrio superinestable desde la sentencia del TSJC que condena a Mas y sus dos exconsejeras por el 9-N. A lo que en realidad estamos todos condenados es a carecer de las condiciones necesarias para que este país aspire a una normalidad política e institucional. No olvidemos que estamos hablando del partido que más años ha gobernado desde que se reinstauró la democracia y de la autonomía de más peso en el Estado. Cualquier esperanza de que ambos dramas encuentren una pronta salida es una esperanza vana. Por supuesto que en el caso de Cataluña estamos bastante peor que en el caso del más antiguo de nuestros partidos. Y en los dos chocamos no con unos obstáculos insalvables sino con una terrible carencia de nuestros políticos. Así lo veo y así lo siento.
En el PSOE se metieron en un aquelarre terrorífico que ha pasado por cargarse a Pedro Sánchez, que era quien tenía más a mano protagonizar la resurrección del partido más antiguo y más importante del país. Y en Cataluña nos chocamos con esa maldita herencia del pujolismo que mezcla un independentismo de nuevo cuño en ese sector del catalanismo que nunca fue independentista con una vocación multiplicada de muchos agentes políticos de sumergirse en la corrupción más profunda de las imaginables, sin contar la del PP, claro. Nadie ha hecho de verdad el esfuerzo por llegar a un entendimiento inteligente y sensato en el drama de un independentismo alimentado desde un sector importante de la derecha centralista española. Como en el caso del PSOE tampoco nadie ha hecho de verdad el esfuerzo de dejar a un lado las ambiciones personalistas de unos y los ensueños destructivistas de otros, para entre todos reconstruir esa herramienta que fue básica en la recuperación de la democracia en este bendito -o maldito- país llamado España.
Así las cosas, solo me queda que nos preguntemos: ¿cuándo empezamos?

¿Cuándo empezamos?

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