Superalimentos engañosos

No hace ni diez años, muchos de nosotros no habíamos oído ni siquiera hablar de ellos. Hoy inundan las estanterías de los supermercados anunciando sus propiedades milagrosas. Son los superalimentos. La quinoa, las semillas de chía, la kale, la espirulina, el aciete de coco o las bayas de goji entre otros. La lista parece no dejar de crecer día a día, con productos exóticos y desconocidos traídos de allende los mares. Sin embargo, muchas de las promesas que nos hacen sobre estos superalimentos al final se quedan en poco más que exageraciones.
Los expertos en nutrición no se cansan de repetir que los superalimentos no son más que una invención del marketing. No es que no tengan propiedades nutritivas, que las tienen. Sino que muchas veces estas no son en nada superiores a productos mucho más mundanos y que conocemos de sobra, como el aceite de oliva, las nueces, las avellanas o el arroz integral. Pero todos estos productos quizás no tienen el halo de glamour que rodea a estos recién llegados a nuestras despensas. Ya saben, la confianza al final da asco.
El problema de todos estos superalimentos es que al final hacen que perdamos de vista lo realmente importante. Pensamos que gracias a sus grandes propiedades estamos más seguros y nos olvidamos del riesgo que supone el consumo de otros productos realmente dañinos, como puede ser el alcohol o el tabaco. O que por tomarnos una barrita de semillas de chía o cambiar la ración de nuestro filete por un poco de quinoa ya podemos pasarnos el resto del día tirados en el sofá.
La dieta mediterránea es una de las más sanas y equilibradas que hay. Sus resultados están fuera de toda duda y los nutricionistas no hacen más que alabar todos los beneficios que de ella se extraen. Pero no es exótica, y vivimos unos tiempos en los que parece que necesitamos cosas traídas de la otra punta del planeta porque lo de aquí nos sabe a poco. La innovación forma parte de la identidad de la industria de la alimentación, que sacia con estos nuevos productos esta ansia por descubrir aquello que va a garantizar nuestra salud. Sin embargo, una alimentación saludable lo que requiere es constancia y no dejarse atrapar por cantos de sirena. Los superalimentos no dejan de ser la última de estas novedades, que pronto caerán en el olvido ¿o alguien se acuerda ya del kéfir?
 

Superalimentos engañosos

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