Presupuestos fantasma

Tras años en los que se ha aplicado de forma sistemática la tijera en el capítulo de I+D+i en España, el anuncio de los nuevos Presupuestos Generales del Estado parecía arrojar un rayo de esperanza para un sector al que la crisis ha maltratado especialmente. En ellos, el gobierno anunciaba su interés en incrementar en un 8,3 por ciento la inversión con respecto al ejercicio anterior, lo que supone casi 550 millones más de euros. Poca cosa, si tenemos en cuenta los grandes recortes que ha venido habiendo, pero al menos se lograba romper una tendencia que hacía peligrar seriamente a la investigación en España.
Pero que este dato positivo no nos haga lanzar de forma prematura las campanas al vuelo. Porque una cosa es lo que se ponga sobre el papel y otra muy diferente la realidad. Y la realidad es que los presupuestos en I+D+i en nuestro país difícilmente se ejecutan. La Fundación Cotec denunciaba recientemente que el año pasado el estado solo invirtió un 30 por ciento de todo lo que estaba presupuestado. Es decir, solo se gastaron uno de cada tres euros de los que estaba previsto, siendo además la partida que menos ejecución alcanzó de entre las 25 principales políticas del gobierno.
Esta cifra supone un triste record negativo desde que se registran los datos de ejecución presupuestaria (año 2000) y además es algo más de un 8 por ciento inferior a la tasa de ejecución del anterior ejercicio. Si miramos los datos del año 2009 nos encontramos que en aquellos tiempos la ejecución de los presupuestos destinados a I+D+i era de algo más de un 80%. Esto viene a significar en números absolutos que en el 2016 se invirtió un 80 por ciento menos en investigación, desde los algo más de 6.600 millones de euros de aquel 2009 a los poco más de 1.300 millones del año 2016.
Todo el mundo no se cansa de repetir la importancia que la investigación tiene para la economía de un país. Y a nuestro alrededor vemos como nuestros vecinos, aun habiendo tenido que pasar por épocas de vacas flacas, no han reducido sus partidas en este sentido, sino que incluso las han incrementado. Ahora parece que sobre el papel hay un propósito de enmienda con estos nuevos presupuestos, pero falta por ver si en realidad hay un verdadero compromiso y no palabras que se lleve el viento. De poco servirá tener un gran presupuesto si luego a la hora de la verdad el dinero no acaba saliendo del bolsillo.

Presupuestos fantasma

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