Mala letra mortal

A quién no le han dicho alguna vez que su letra parecía de médico para quejarse de lo ininteligible que era lo que había escrito? Los chistes a cuenta de la mala caligrafía de los profesionales de la salud son incontables. Sin embargo, no es una cosa para tomársela tan a la ligera. Solo en Estados Unidos la mala letra de los médicos causa al año 7.000 muertes y más de un millón y medio de pacientes sufre alguna lesión o su tratamiento es incorrecto por culpa de esta mala letra. Todo esto acaba suponiendo problemas para los sistemas sanitarios, tanto por lo que suponen esos errores en la salud de las personas como por los gastos derivados y que son una gota más para desbordar el vaso de la sostenibilidad.

La solución parece sencilla: la digitalización. Todos los expertos coinciden en que digitalizando todo el sistema se logrará reducir de forma considerable el error. Si la enfermera no tiene que interpretar lo que está garabateado en la historia clínica a pie de cama, es fácil que no se equivoque tanto. También el tener digitalizado todo supone la posibilidad de que las inteligencias artificiales revisen lo que se ha prescrito y avisen en caso de ver algo incoherente.

Pero para eso hay que invertir bastante dinero y las inversiones en salud parece que cuesta hacerlas. Por lo pronto substituir todos los blocs de notas y bolígrafos por tablets o teléfonos inteligentes. A la larga es más económico, pero de entrada supone rascarse bastante el bolsillo. Y eso que desde la OMS no se cansan de advertir como la salud digital es la mejor herramienta para conseguir un sistema sanitario más eficiente y sostenible.

Un informe de la Comisión Europea que se dio a conocer este pasado mes de noviembre cifra en más de 97.000 aplicaciones que ya están disponibles en el mercado del cuidado de la salud. Se trata de herramientas destinadas al diagnóstico y tratamiento de la salud, así como al fomento de los hábitos de vida saludables. No hay excusas para decir que no es posible avanzar en esta digitalización. Sin embargo, la realidad se muestra tozuda y lo cierto es que poco han cambiado las consultas de los médicos en los últimos 20 años. 

Más de una vez se ha dicho que seguimos con un sistema sanitario del siglo XIX en pleno siglo XXI. Un tema en el que quizás deberíamos aplicarnos algo más y empezar a aprovechar todo lo que la tecnología ya es capaz de ofrecer.

Mala letra mortal

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